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– Niños con escala de Glasgow menor a 8 deben ser intubados, la ventilación asistida
(mecánica) debe ser instaurada en el caso que el esfuerzo respiratorio sea insuficiente o no
exista, con una apropiada oxigenación.
– El próximo paso es establecer una vía venosa. En evidencia de falla circulatoria (hipotensión,
llene capilar lento, ausencia de pulsos) debe administrarse un bolo de suero fisiológico a 20
ml/kg. Luego deben ser realizados los exámenes básicos. Si la hipoglicemia está presente
debe administrarse suero glucosado 10% 2 ml/kg.
– Si el niño presenta convulsiones, o una historia de convulsiones que preceden la encefalopatía
debe administrarse un anticonvulsivante (diazepan 0,3 mg/kg o lorazepan 0,1 mg/kg, seguido
de una carga de fenitoína 20 mg/kg).
– Si existen signos de hipertensión endocraneana (pupilas asimétricas, postura tónica,
papiledema, evidencia de herniación) debe manejarse rápidamente con hiperventilación
moderada y/o manitol en bolos de 0,25 a 0,5 gr/kg y repetir cada 2 a 6 hrs. si es necesario y/
o suero salino al hipertónico en infusión continua 0,1 a 1 ml/kg/hora manteniendo los niveles
de sodio entre 145 y 155 mEq/litro. Deben corregirse los trastornos hidroelectrolíticos y
mantener temperatura corporal estable.
Terapia específica
– Tratamiento de patología infecciosa, ante la sospecha de sepsis o meningitis bacteriana,
iniciar antimicrobianos según pautas o epidemiología local. Si se sospecha encefalitis viral
tomar muestras de LCR para virus neurotropos e iniciar tratamiento con aciclovir.
– En caso de existir sospecha de intoxicaciones por opio administrar naloxona 0,1 mg/kg, o
flumazemil si se sospecha sobredosis de benzodiacepinas.
– Los esteroides son beneficiosos en la encefalomielitis diseminada aguda y el shock secundario
a meningococcemia.
– El niño con una encefalopatía aguda febril se puede iniciar empíricamente terapia con
antibióticos y aciclovir mientras se esperan los resultados de los exámenes etiológicos.
Pronóstico
– El pronóstico depende de la causa, profundidad y duración del compromiso de conciencia.
En un estudio realizado en 283 pacientes pediátricos en coma, definido como Glasgow
menor a 12 por más de 6 hrs, concluyó que la mortalidad era de 3% para las intoxicaciones
y 84% para los accidentes. El coma prolongado después de una lesión hipóxico-isquémica
tiene peor pronóstico y la mayoría de los niños afectados con encefalopatías de origen
infeccioso sobreviven con dificultades leves a moderadas.
– Otros elementos de mal pronóstico son la menor edad, Glasgow bajo en la presentación,
respuesta motora ausente, hipotermia e hipotensión. Los niños deben ser evaluados
sistemáticamente pesquisando y tratando tempranamente los problemas de conducta y
aprendizaje, secuelas neurológicas motoras, déficit visuales y auditivos, y trastornos
convulsivos.
BIBLIOGRAFÍA
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3. López F. Síndrome del niño sacudido en Chile: Una forma más de maltrato infantil. Rev. Chil Neuro
Psiquiatr 2009; 47: 279-85. Disponible en:
http://www.scielo.cl/pdf/rchnp/v47n4/art04.pdfNeurología y psiquiatría infanto-juvenil