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se relaciona con la rapidez de la instalación de la falla hepática y su severidad.

La causa más frecuente en pediatría es la hepatitis viral fulminante (50%-75% de los casos), otras

causas incluyen fármacos y toxinas (por ej. paracetamol, ácido valproico). Los factores precipitantes

en una insuficiencia hepática crónica incluyen sobrecarga proteica oral, hemorragia GI, desbalance

electrolítico, infección con el consiguiente deterioro de la función hepática y constipación.

La encefalopatía hepática se clasifica en cuatro grados de acuerdo al compromiso de conciencia.

Grado I

Alteración del ciclo sueño-vigilia, alteración del afecto (euforia o beligeran-

cia, confusión leve, pérdida de orientación espacial).

Grado II

Somnolencia, respuesta a órdenes simples.

Grado III

Estupor, respuesta sólo a estímulos dolorosos.

Grado IV Sin respuesta a estímulos dolorosos, postura de decorticación o descerebración.

El examen neurológico puede mostrar signos piramidales (hipertonía, hiperreflexia, reflejo

plantar extensor) que evoluciona a hipotonía cuando se presenta el coma. Otros signos son ataxia,

temblor de acción, disartria y asterixis, un signo característico producto de mioclonías negativas.

El edema cerebral es una complicación frecuente de estadios avanzados de encefalopatía

hepática en pacientes con falla hepática aguda y puede ser la causa de muerte. Clínicamente

manifiesta signos de aumento de PIC (pupilas dilatadas e hiporreflécticas, cambios del patrón

respiratorio, y aumento del tono muscular con postura de descerebración).

El diagnóstico es clínico. No se ha encontrado una correlación consistente entre ningún

parámetro de laboratorio y la severidad de los síntomas producidos por la encefalopatía hepática.

Puede encontrarse elevación del amonio en sangre y glutamina en LCR. Las pruebas

neuropsicológicas pueden poner en evidencia una encefalopatía subclínica.

El EEG, aunque inespecífico, es característico y se correlaciona con el estadio de la

encefalopatía hepática. Muestra enlentecimiento progresivo del trazado en la medida que

evoluciona el compromiso de conciencia. En estadios avanzados se pueden ver ondas

trifásicas, que implican mal pronóstico. El TAC puede mostrar atrofia cortical o edema

cerebral, este último es más pronunciado cuando la falla hepática es de instalación aguda.

Varias sustancias han sido implicadas en la producción de la encefalopatía hepática,

principalmente el amonio, y otros tales como ácidos grasos de cadena corta, mercaptanos,

neurotransmisores falsos y ácido gamma-aminobutírico. Se postula que una combinación de

edema glial crónico y potenciación del efecto del GABA en el SNC por el amonio serían

responsables de muchos de los síntomas de la encefalopatía hepática.

La encefalopatía hepática es reversible con el tratamiento médico y se dirige a remover o

corregir los factores precipitantes, disminuir la absorción de productos nitrogenados del tracto

digestivo y disminuir el aumento del shunt portosistémico.

La sobrevida a 1 año es de 40%, y de 15% a 3 años. El coma hepático severo se asocia con

gran riesgo de daño neurológico permanente, por otro lado, en el paciente que se recupera de

una falla hepática aguda puede resolverse por completo la encefalopatía sin dejar secuelas.

Sindrome de malabsorción

Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), síndrome de intestino corto y enfermedad

celíaca pueden asociar manifestaciones neurológicas debido a la malabsorción de nutrientes

esenciales. A continuación se enumeran algunas manifestaciones.

Vitaminas

Tiamina (B1)

Polineuropatía

Niacina (B3)

Demencia

Piridoxina (B6)

Convulsiones, neuropatía

Cianocobalamina (B12)

Neuropatía periférica

E

Arreflexia, ataxia

Minerales

Cromio

Neuropatía

Iodo

Cretinismo

Cobre

Ataxia

Neurología y psiquiatría infanto-juvenil