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Guías de Práctica Clínica en Pediatría

portadores sanos que son el principal reservorio y potenciales difusores de esta infección. Los

niños sintomáticos suelen cursar con diarrea aguda o intermitente, en caso de invasión

intestinal es causa de síndrome disentérico. Al igual que en el paciente adulto, en adolescentes

predomina el cuadro crónico, presentándose con dolor abdominal y diarrea alternada con

constipación.

Diagnóstico: Se utiliza el EPSD, siendo el método de Burrows el más recomendable para

el estudio de cuadros agudos intestinales, puesto que permite visualizar las formas

trofozoíticas, además de los quistes. Con el método de Telemann sólo se detectan los

elementos quísticos, que predominan en los pacientes crónicos y asintomáticos. Pueden ser de

utilidad los cultivos en medios especiales. Ante la sospecha de amebiasis invasora la serología

específica (IFI) es el examen de elección, complementado con colonoscopia y estudios de

imagen.

Tratamiento: Amebiasis crónica o diarreica leve: Metronidazol 20 mg/kg/día, cada 8-12

hrs., por 10 días (dosis máxima: 1 g/día). Tinidazol 50 mg/kg, una dosis diaria (máximo 2 g/

día) por 5 días. Amebiasis aguda disentérica: Metronidazol 35-50 mg/kg/día, cada 8-12 hrs,

por 10 días (dosis máxima: 1 g/día). Tinidazol 50-75 mg/kg, una dosis diaria (máximo 2 g/día)

durante 5 días. En caso de amebiasis intestinal crónica o aguda leve en que existan reacciones

adversas a los nitroimidazólicos se puede emplear paromomicina 25-30 mg/kg/día cada 8-12

hrs., por 7 días. En amebiasis extraintestinal el paciente debe ser hospitalizado y tratado con

metronidazol 50 mg/kg/día, cada 8 hrs. (endovenoso los primeros días de tratamiento) durante

10 días.

Prevención: Lo indicado en las afecciones que se originan por fecalismo ambiental.

c) Balantidiosis

Infección zoonótica cuyo agente etiológico es el protozoo ciliado

Balantidium coli.

Su

habitat es el intestino grueso del cerdo, animal que cursa esta afección en forma asintomática.

Accidentalmente se puede infectar el hombre, especialmente aquellos individuos que tienen

contacto con cerdos infectados que eliminan quistes, inmediatamente infectantes. Es más

frecuente en zonas tropicales y en adultos de sexo masculino. Puede invadir la mucosa del

colon, produciendo úlceras, pudiendo llegar a la perforación intestinal. Aparte de comprome-

ter, excepcionalmente, los ganglios mesentéricos, no se han descrito otras localizaciones

extraintestinales. En casos de ulceraciones necróticas extensas suele ser fatal. En las formas

agudas, se produce un síndrome disentérico similar al de amebiasis con abundante moco y

sangre en las deposiciones, pujo, tenesmo y dolor cólico abdominal, acompañado de severo

compromiso del estado general, fiebre y deshidratación. Se describe casos asintomáticos.

Diagnóstico: Mediante el EPSD, utilizando el método de Burrows o de Telemann según lo

señalado para amebiasis. La rectosigmoidoscopia permite observar las lesiones intestinales

ulceradas, obtener muestras para estudio microscópico y visualizar los trofozoitos. La tinción

de hematoxilina férrica sirve para hacer un análisis morfológico más detallado.

Tratamiento: De elección es metronidazol 35-50 mg/kg/día dividido en 3 dosis por 7 días.

Alternativamente se puede utilizar paromomicina 25-30 mg/kg/día cada 8 hrs., durante 5 días.

Prevención: Similar a amebiasis, debe agregarse el evitar el contacto con fecas de cerdo.

d) Blastocistosis

El agente causal es

Blastocystis hominis

. Su clasificación taxonómica, así como su rol

patógeno, ha sido controversial. Actualmente los estudios de biología molecular lo ubican en

el grupo de las amebas (

Phylum sarcomastigophora

). Tiene distribución mundial con una