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Guías de Práctica Clínica en Pediatría

Alteraciones metabolismo del sodio

Enrique Álvarez L.

HIPONATREMIA

Corresponde a una concentración de sodio plasmático menor a 135 mEq/l y constituye la

alteración electrolítica más frecuente en pacientes hospitalizados. Puede acompañarse de

osmolaridad plasmática elevada (hiperglicemia) o disminuida.

Como el sodio está en la fase acuosa del plasma y su concentración se expresa por litro de plasma,

toda vez que el agua plasmática esté disminuida por un aumento importante en la concentración de

lípidos (ej: síndrome nefrótico) o de proteínas si la medición de la natremia se efectúa con fotometría

de llama, aparece una pseudohiponatremia con osmolaridad plasmática. Esto no ocurre si la lectura se

efectúa con electrodo ión específico que es el método actual.

La respuesta inicial a la hiponatremia, es la frenación de la actividad de la ADH, con aumento de

la eliminación de agua libre y restablecimiento de la osmolaridad plasmática normal. Este mecanismo

es muy eficiente para evitar la perpetuación de la hiponatremia, de modo que para que ello ocurra

necesariamente debe existir una alteración en la formación de agua libre.

Establecida la hiponatremia, hay movimiento de agua desde el LEC al LIC, con el

consiguiente edema celular que a nivel del sistema nervioso central puede producir convulsio-

nes, coma y enclavamiento dependiendo de la severidad y de la velocidad con que se ha

instalado la hiponatremia.

La célula se defiende frente a este trastorno primero perdiendo electrolitos y luego

osmolitos orgánicos, hasta igualar la osmolaridad del LEC. El proceso se completa aproxima-

damente a las 48 horas de iniciado, lo que permite clasificar como hiponatremia aguda aquella

que tiene menos de 48 horas de evolución y como hiponatremia crónica aquella que tiene más

de 48 horas y que por ello exige una corrección lenta.

Los mecanismos para generar hiponatremia son dos:

– Pérdida de sodio

– Ganancia de agua

Orientación diagnóstica: Se consigue midiendo pérdida de sodio urinario y evaluando

volemia. Una concentración de sodio en orina menor de 20 mEq/l orienta a pérdidas

extrarrenales o a cuadro edematoso (síndrome nefrótico, cirrosis, etc).

Un sodio en orina mayor de 40 mEq/l con hipovolemia orienta a síndrome pierde sal

cerebral, déficit de mineralocorticoides o a pérdida renal de sodio. Si la volemia es normal o

aumentada, orienta a SSIADH, déficit de glucocorticoides o a hipotiroidismo.

Deshidratacion hiponatrémica

Na plasmático menor de 130 mEq/litro. En este cuadro, la pérdida neta es mayor de sodio

que de agua, resultando en una deshidratación con sodio plasmático menor de 130 mEq/litro,

de modo que al trastorno de volumen se agrega un trastorno osmolar.

Este cuadro plantea una situación de manejo especial. Estudios clínicos y experimentales han

demostrado que la corrección rápida de la hiponatremia (definida como mayor a 0,7 mEq/litro

por hora) es capaz de provocar serio daño neurológico. Por ello la recomendación es que la

corrección del déficit de sodio no debiera ser mayor a 12 mEq/litro por día.