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Aparece algunas horas antes o después del inicio de la menstruación y habitualmente se mantiene
durante 24-48 horas y la severidad de los síntomas se correlaciona positivamente con el comienzo de
los ciclos ovulatorios, con la mayor duración y cantidad de flujo menstrual, así como con el
antecedente de baja ingesta de pescados, tabaquismo y presencia de un dispositivo tipo T de cobre.
Evaluación
Anamnesis detallada. Historia ginecológica: Edad menarquia, ciclo menstrual, característi-
cas del dolor, uso de AINES, actividad sexual, uso de método anticonceptivo, antecedentes de
ITS y de endometriosis en la familia. Evaluar síntomas no ginecológicos, gastrointestinal,
urológico, psicológico, muscular, puntos gatillo y estado anímico.
Examen físico
En la mayoría de los casos el examen general como segmentario es normal, sin embargo es
importante excluir si así lo amerita lo siguiente:
– Alteración himeneal, tabiques vaginales u otras malformaciones obstructivas.
– Pesquisar
Chlamydia
y gonorrea.
– Descartar embarazo.
Complementar con una ecotomografía pelviana.
Tratamiento
Farmacológico de primera elección son los AINES convencionales que disminuyen la
producción de PGs. Los más usados son los derivados del ácido propiónico: Naproxeno sódico 550
mg vo. y luego 275 mg cada 8 hr o ácido mefenámico 500 mg vo al inicio y 250 mg cada 8 hr.
Se deben iniciar el tratamiento farmacológico en forma precoz al comienzo de la
menstruación o del dolor y habitualmente mantener hasta el segundo día intramenstrual. Se
recomienda probar al menos 3 ciclos antes de asumir que el tratamiento fracasó. Cuando los
AINES no son efectivos o cuando es una joven sexualmente activa que consulta por
dismenorrea los anticonceptivos orales son una buena alternativa ya que inhiben la ovulación,
producción de progesterona y la proliferación del tejido endometrial, por lo tanto la
producción de PGs y LTs. logrando una eficacia de 90%-95%. Efectos similares se pueden
alcanzar con otros anticonceptivos hormonales como los transdérmicos (39%) transvaginales
(78%), inyectables (67%) o implantes subdérmicos (80%), Mirena (50%). Si el uso de AINE
y/o ACO no logra ser efectivo, se deberá sospechar una dismenorrea secundaria. Considerar
realizar una laparoscopia diagnóstica después de 6 meses sin respuesta al tratamiento médico.
Terapias alternativas que han demostrado alguna utilidad son calor local y actividad física
como yoga, que mejoran el flujo sanguíneo pelviano. También ha mostrado efectividad la
suplementación con ácidos grasos omega 3, que favorece la producción de prostaglandinas y
leucotrienos menos potentes. La acupuntura, acupresión y la estimulación transcutánea tendrían
algunos beneficios pero se requiere estudios adicionales para demostrar su real efectividad.
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Ginecología infantil y de la adolescencia