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Guías de Práctica Clínica en Pediatría

Formas clínicas de hematuria

Hay cuatro formas de presentación que tienen evolución y pronóstico diferente:

a) Hematuria macroscópica, habitualmente una anamnesis dirigida y el examen físico entregan

una orientación diagnóstica.

Causas: Infección urinaria, hipercalciuria, hiperuricosuria, nefropatía IgA, irritación perineal,

trauma, ulceración de meato, litiasis, GN agudas, tumores, etc.

b) Hematuria microscópica sintomática, asociada a fiebre, anemia, exantema, edema,

hipertensión arterial, compromiso de la función renal, dolor abdominal, disuria, oliguria,

etc.

Causas: Glomerulopatías primarias (glomerulonefritis posinfecciosa, síndrome nefrótico,

etc), glomerulopatías secundarias (lupus, Schönlein Henoch, otras vasculitis, enfermedades

reumatológicas), nefritis intersticial, ITU, litiasis, tumores, cristalurias (hipercalciuria,

hiperuricosuria), etc.

c) Hematuria microscópica asintomática: Es un hallazgo en un examen de orina solicitado por

otra causa, es la forma de presentación más frecuente en niños y requiere confirmarse con a

lo menos dos exámenes más tomados con el intervalo de una o dos semanas. Sólo exige

seguimiento, al cabo de un año persiste un tercio de los casos y al cabo de 5 años lo hace

sólo el 7,6%.

d) Hematuria microscópica con proteinuria: Tienen un elevado riesgo de presentar enfermedad

renal por lo que al momento del diagnóstico deben ser referidos para evaluación y seguimiento

en nefrología.

Evaluación

En la evaluación de la hematuria, deberá efectuarse una historia clínica cuidadosa dirigida

a aclarar edad de aparición, duración, presencia de síntomas asociados (edema, fiebre, dolor,

lumbar, rush, dolores articulares, etc.) aspecto y color de la orina, factores desencadenantes

(infecciones respiratorias, ejercicios, traumatismo, etc.), ingesta de medicamentos, otros

sangramientos (hemoptisis), antecedentes de infecciones respiratorias o en piel, antecedentes

familiares de sordera, enfermedades renales, TBC.

En el examen físico debe investigarse presencia de hipertensión arterial, edema, petequias,

rush cutáneo, telangectasias o angiomas en piel, presencia de masa abdominal o aumento de

tamaño renal, examen de genitales externos.

La evaluación de laboratorio inicial debe incluir un examen citoquímico de orina en

microscopio de contraste de fases con estudio de la morfología del glóbulo rojo; urocultivo

para descartar de partida una ITU y un índice de calcio/creatinina en muestra aislada de orina

tomada en ayunas para detectar hipercalciuria idiopática. Un índice ca/creat mayor a 0,86 en

menores de 6 meses, mayor a 0,6 entre los 6 y 18 meses, mayor a 0,41 entre los 18 meses y

seis años, o una calciuria mayor de 4 mg/kg/día definen a este cuadro, que constituye la causa

más frecuente de hematuria extraglomerular en el niño y que suele presentarse por brotes

repetidos de hematuria macroscópica. Debe efectuarse además una medición de uricosuria y

creatininuria en muestra aislada de orina, un valor sobre 1 es sugerente de hiperuricosuria.

Evaluar si existe compromiso de la función renal con una creatininemia.

La ultrasonografía de riñón y vejiga, por ser un método de fácil acceso, no invasivo y con

un alto rendimiento para detectar presencia de tumores, cálculos, hidronefrosis, anomalías

estructurales, etc. debe también ser efectuada en el screening inicial.

Si la ultrasonografía es normal y la morfología del glóbulo rojo orienta hacia una

hematuria glomerular, la investigación debe ser dirigida al diagnóstico diferencial de las

glomerulonefritis, determinando proteinemia, C3, C4, antiestreptolisina O (ASO),

inmunoglobulinas séricas, anticuerpos antinucleares, antiDNA .