

310
Guías de Práctica Clínica en Pediatría
Síndrome febril prolongado
Carmen L. Avilés L.
El síndrome febril prolongado (SFP) corresponde a una patología poco frecuente, de difícil
diagnóstico y motivo de preocupación para los padres y médicos tratantes. No hay consenso
en su definición y los reportes son escasos en niños. En cuanto a etiología hay diferencias
geográficas dadas entre otros por la presencia de diferentes vectores. Las patologías
prevalentes son diferentes en países desarrollados y subdesarrollados y también el acceso a
test diagnósticos.
La primera definición de SFP la efectuó en adultos Petersdorf y Beeson en 1961, con fiebre
de más de 38,3
°
C en varias ocasiones, persistiendo sin diagnóstico por al menos tres semanas,
a pesar de al menos una semana de investigación internado en el hospital, posteriormente se ha
modificado esta definición incluyendo la mayor parte del estudio en forma ambulatoria más
que en el hospital. En series de SFP pediátricas las definiciones varían ampliamente con
temperatura >38,3
°
C, sin signos ni síntomas de localización por 5 a 7 días, fiebre repetida en
paciente ambulatorio >3 semanas, o fiebre con temperatura >38
°
C rectal o >37,5
°
C axilar en
paciente hospitalizado con una evaluación completa por >1 semana sin historia, examen físico
o exámenes de laboratorio que orienten a una causa específica.
El aumento de pacientes con compromiso inmunitario especialmente pacientes con virus
de inmunodeficiencia humano, el aumento de tratamientos intensivos y la actual complejidad
quirúrgica ha hecho más complejo el diagnóstico de cuadros febriles en ellos que en esta
revisión no serán tratados. Las distintas series concuerdan en que el diagnóstico final
corresponde en general a etiologías relativamente habituales de presentación atípica.
A pesar del estudio diagnóstico exhaustivo y de los avances en exámenes de laboratorio e
imagenológicos, entre 15% y 30% de los casos quedan sin un diagnóstico etiológico preciso.
En distintas series se diferencia la etiología según nivel de desarrollo del país, así en un
reporte reciente con una revisión sistemática de 1.638 niños con SFP (Chow A.), la etiología
infecciosa correspondió al 51% de los casos, enfermedades del colágeno al 9%, neoplasias
6%, misceláneas no infecciosas 11%, incluyendo enfermedad inflamatoria intestinal,
autoinmunes no especificadas en países desarrollados y enfermedad de Kawasaki en países
subdesarrollados y sin diagnóstico el 23%. De las enfermedades infecciosas el 59% eran de
causa bacteriana con diagnósticos comunes como brucelosis, tuberculosis y fiebre tifoidea en
países subdesarrollados y osteomielitis, tuberculosis y bartonellosis en países desarrollados e
infección urinaria en ambos. La mayoría de los niños sin diagnóstico tuvo resolución completa
sin secuelas después de la investigación.
En nuestro país el panorama ha ido cambiando con predominio de patología infecciosa en
las primeras descripciones, con fiebre tifoidea y tuberculosis como las primeras causas y un
aumento de la patología reumatológica, con cambio en la etiología infecciosa de tifoidea a
bartonellosis como primera causa, en una población con alta prevalencia de anticuerpos a
B.
henselae
por alta tasa de exposición a este agente, e infección urinaria y mononucleosis como
las etiologías siguientes.
En la serie de Viviani se obtuvo diagnóstico etiológico preciso en 74% de los pacientes
estudiados y dentro de las etiologías encontradas la más frecuente fue la infecciosa en 24
pacientes (68%), seguida de la reumatológica en 2 pacientes (6%), sin ningún caso de
etiología neoplásica. En 9 pacientes (26%) no fue posible determinar una etiología específica.