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gastrointestinal y respiratoria; se ha aislado hasta en 6% de niños con esta clínica y
habitualmente se presenta como coinfección con otros agentes virales.
– Parechovirus: Pertenece a familia
Picornaviridae
y clínicamente se comporta similar a
enterovirus con compromiso gastrointestinal, respiratorio y de SNC. El 95% de los adultos
y 20% de los menores de 1 año son seropositivos a este virus.
Agentes bacterianos
E coli,
tipos: Enteropatógena (ECEP) enterotoxigénica (ECET), enteroinvasiva (ECEI),
enteroagregativa o enteroadherente (ECEA) y
E coli
productora de toxina shiga. Esta última
sería la causa del 1% de las diarreas acuosas y 30% de las diarreas disentéricas en niños de la
Región Metropolitana en Chile; aproximadamente 5%-10% de los niños infectados por esta
bacteria desarrollan síndrome hemolítico urémico (SHU), especialmente cuando se asocia a
serotipo 0157: H7, el agente más agresivo de este grupo. La ECEP produce diarrea acuosa
severa con deshidratación. Se observa con mayor frecuencia bajo 1 año de edad y por su gran
transmisibilidad ocasiona frecuentemente brotes intrahospitalarios. La ECEI es causa del 2% a
3% de las diarreas agudas en niños de bajo nivel socioeconómico en Chile, la diarrea puede ser
secretora o disentérica, similar a la ocasionada por Shigella. La ECET es causa importante de
diarreas en medios de escasos recursos y de “diarrea del viajero”.
Shigella
: Se asocia a mal saneamiento ambiental en países en desarrollo y a grupos de
riesgo o personas que viajan desde países industrializados a sitios de endemia. Existen
alrededor de 41 serotipos de Shigella que se encuentran en 4 especies o grupos:
Shigella
flexneri, Shigella sonnei, Shigella boydii, y Shigella dysenteriae
(que es la más virulenta). En
Chile predominan dos especies:
Shigella flexneri
y
sonnei
. Esta bacteria sería la causa del 8%
a 12% de todas las diarreas en la edad pediátrica en nuestro país (más frecuente entre los 12 y
36 meses de edad) y del 30% de los cuadros enterocólicos en que se ha demostrado agente
etiológico. La infección por este microrganismo se asocia a graves complicaciones como
sepsis, íleo, megacolon tóxico, perforación colónica, convulsiones e infección urinaria.
Estudios nacionales han demostrado prevalencias de diarreas producidas por bacterias
hasta en el 30%, cifra que depende de la época del año y del nivel de saneamiento ambiental
(disposición de aguas servidas, presencia de agua potable, etc.) de la población donde se
realiza el estudio.
Evaluación
Anamnesis: El objetivo es cuantificar objetiva (pérdida de peso) o subjetivamente las
pérdidas de líquidos por deposiciones, vómitos y pérdidas insensibles (fiebre); consultar por
características de deposiciones, especialmente por presencia de elementos patológicos (sangre,
pus, mucosidades). Indagar por presencia de síntomas neurológicos como alteración de
conciencia, irritabilidad y convulsiones. Muy importante determinar respuesta a hidratación oral,
especialmente presencia de vómitos en esta etapa y tratamientos recibidos previo a la consulta.
Examen físico: Debe ser completo, siendo el objetivo principal determinar grado de
deshidratación, incluido signos directos o indirectos de shock (Tabla 2). Signología abdomi-
nal, importante en el diagnóstico diferencial, y signología neurológica.
Laboratorio: En los casos de ausencia de deshidratación o deshidratación leve no es
necesario estudios de laboratorio, salvo estudio etiológico. En cuadros más severos o ante la
presencia de deshidratación moderada a severa es necesario evaluar estado hidroelectrolítico y
ácido base, función renal y repercusión sistémica de la infección. En relación a estudio
Enfermedades infecciosas