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Guías de Práctica Clínica en Pediatría
Síndrome alcohol fetal
Sofía Aros A.
Magnitud del problema
El alcohol es un teratógeno. Es la principal causa ambiental de retardo mental. Es
completamente prevenible, pero una vez establecido, el daño neurológico es permanente.
El consumo de bebidas alcohólicas en el embarazo es un importante problema de salud pública.
En Chile, uno de los siete países en el mundo con mayor prevalencia de abuso de alcohol, se ha
evidenciado que 3,7% de las embarazadas del Consultorio Maipú en Santiago consumen alcohol
en niveles de alto riesgo para el feto. Si extrapolamos este número a los recién nacidos vivos
(RNV) en 1 año, 9.250 niños estarían expuestos y en alto riesgo de dificultades escolares,
problemas legales, abuso de sustancias y problemas de salud mental. Muchos trabajos demuestran
que la ingesta promedio de un trago al día (12 gramos de alcohol absoluto equivalente a 100 cc de
vino, 300 cc de cerveza, 30 cc de pisco, 25 cc de whisky), pone al niño en riesgo de presentar al
nacimiento retardo del crecimiento y defectos relacionados con el alcohol. Tanto la ingesta diaria
como el beber episódico son de riesgo para el feto. Con cantidades consideradas de muy alto
riesgo, como 4 tragos al día, el 30% a 50% de los niños expuestos presentan daño atribuible a
alcohol. Se ha demostrado que el beber episódico (binge) definido para la mujer, como 4 o más
tragos por vez, es más dañino para el sistema nervioso. En los últimos años la educación aplicada a
la población general ha logrado disminuir el consumo ocasional en mujeres embarazadas, pero no
el consumo de riesgo. Si bien la prevención y educación debieran ser preconcepcionales, al menos
durante el embarazo el equipo de salud tiene la responsabilidad de la detección precoz de este
hábito. La identificación en el control prenatal, de las mujeres que están consumiendo alcohol y
drogas se hace especialmente difícil porque la mayoría tiende a ocultar este antecedente. La mujer
habitualmente niega o minimiza el consumo en una primera entrevista, especialmente si se efectúa
la pregunta directamente. Si es posible generar un ambiente de cierta confianza con un
entrevistador amistoso se logra una mayor y mejor información. Es de ayuda utilizar elementos
indirectos que sugieren el beber excesivo; en el estudio en Chile se identifica como indicadores
útiles de consumo excesivo de alcohol el haber comenzado a beber a temprana edad, el sufrir
episodios de embriaguez, la baja autoestima, los problemas para alimentarse y relacionarse con
otras personas y los trastornos del sueño.
Así como es difícil que la madre reporte la ingesta, también es difícil identificar
precozmente al niño expuesto. Se ha estimado que la incidencia de Síndrome Alcohol Fetal
(SAF/FAS) es de 0,3 a 3,0 por 1.000 RNV, pero el número de niños expuestos con efectos
menos severos puede ser mucho mayor (3 a 10 por 1.000 RNV). Además de producir el SAF,
que es el extremo más severo del espectro, el beber durante el embarazo puede resultar en una
amplia gama de alteraciones denominadas Espectro de Desórdenes Alcohol Fetal (FASD).
Patogenia
El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, y puede afectar al feto en desarrollo a
través de numerosos mecanismos. Aunque parece afectar difusamente todo el cerebro, respetan-
do solo el lóbulo occipital, cierta vulnerabilidad selectiva en distintas células podría explicar en
parte la patogenia. El alcohol atraviesa la placenta y afecta directamente el desarrollo cerebral
alterando la proliferación y la migración neuronal o causando muerte celular. Aumenta los
niveles de glutamato fetal y reduce los receptores NMDA alterando la migración de neuronas y