Epidemiología
Fumar afecta la función cognitiva
La asociación entre el tabaquismo y la demencia se ha discutido mucho en los últimos años, con un reciente meta-análisis que concluye que el hábito en sí es un factor de riesgo para la demencia. Esta relación se debe principalmente al impacto del tabaco en la enfermedad vascular. La evaluación de este efecto en personas de edad es un problema debido a las pérdidas durante el seguimiento, al diagnóstico erróneo de demencia, y el consumo de tabaco en relación con la mortalidad prematura antes de la aparición de la demencia. Para evitar algunos de estos alcances, un posible enfoque implicaría explorar la asociación entre el tabaquismo y la cognición antes de la aparición de la enfermedad. Cada vez hay más pruebas que sugieren la importancia de los efectos señalados sobre la demencia posterior. Por otra parte, el vínculo entre el deterioro cognitivo y la demencia en los ancianos está claramente establecido. Por lo tanto, es importante examinar si los problemas cognitivos en los fumadores también están presentes en la madurez; evidencias de esta asociación a edades más tempranas apoyan la hipótesis de que el tabaco está implicado en la patogénesis del déficit cognitivo.
Docentes del Institut National de la Sante et de Recherche Medicale (París Cedex, Francia), examinaron la asociación entre el consumo de tabaco y la función cognitiva, además del riesgo de muerte en 10308 fumadores de 35 a 55 años de edad al inicio del estudio (fase 1 [1985-1988]). El fumar se evaluó en las fases 1 y 5 (1997-1999). Los datos cognitivos (memoria, razonamiento, vocabulario, semántica y fluidez fonémica) estuvieron disponibles para 5388 personas en la fase 5, 4659 de ellos fueron reanalizados cinco años más tarde.
Los fumadores en fase 1 se encontraban en mayor peligro de muerte (riesgo [R], 2.00; intervalo de confianza [IC] del 95%, 1.58-2.52 entre hombres y R, 2.46, IC del 95%, 1.80-3.37 entre mujeres) y de participar en pruebas cognitivas (riesgo [R], 1.32; IC del 95%, 1.16-1.51 entre hombres y R, 1.69; IC del 95%, 1.41-2.02 entre mujeres). En los análisis ajustados para edad y sexo en la fase 5, los fumadores en comparación con aquellos que nunca habían fumado tenían más probabilidades de estar en el quintil más bajo de desempeño cognitivo. Después de ajustar para múltiples covariables, este peligro se mantuvo para la memoria (R, 1.37; IC del 95%, 1.10-1.73). Ex-fumadores en la fase 1 presentaron un 30% menos de riesgo para un vocabulario pobre y una baja fluidez verbal. En el análisis longitudinal, no hubo evidencia de una asociación entre el consumo de tabaco y el deterioro cognitivo. Dejar el hábito durante el período de seguimiento se asoció con una mejoría en otros parámetros de salud.
En conclusión, el tabaquismo se asoció con un mayor riesgo de mala memoria. Los fumadores jóvenes tuvieron más probabilidades de perderse durante el seguimiento por muerte o abandono en las pruebas cognitivas. Los ex-fumadores presentaron un menor riesgo de perder el conocimiento, posiblemente debido a la mejora en otras evaluaciones de salud.
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