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Trastornos de la conducta alimentaria

Carlos Castillo D.

El consumo de alimentos está regulado por factores metabólicos, aspectos psicológicos,

sociales y culturales lo que permite lograr un equilibrio con la excreción de residuos (vía

heces, orina, piel, respiración) sumadas a lo depositado como crecimiento. Muchas enferme-

dades no asociadas a estos mecanismos de regulación pueden alterar este equilibrio: Renales,

genéticas, cardiopatías, gastrointestinales. El manual de diagnóstico y estadístico de los

trastornos mentales (DSM-IV) distingue en la actualidad las siguientes alteraciones directa-

mente relacionadas con los mecanismos de regulación del apetito:

Tabla 1. Trastornos de la conducta alimentaria infantojuvenil (DSM IV)

a. Alteraciones de conducta alimentaria del lactante y preescolar (F 98.2)

b. Anorexia nerviosa: Forma restrictiva

Forma purgativa

c. Bulimia:

Asociada a vómitos

No asociada con vómitos

d. Trastorno por atracones de comida (

binge eating

)

e. Pica (F 98.3)

f. Rumiación (F 98.2)

g. Trastornos inespecíficos: Adicciones alimentarias, hacer dietas.

1.

Trastornos de la conducta alimentaria del lactante y preescolar

La DSM-IV propone como elementos centrales de su diagnóstico a:

1. Incapacidad persistente para comer adecuadamente, asociado a una dificultad significativa

para ganar peso o una pérdida de peso, con una duración mayor a 1 mes.

2. Ausencia de enfermedad digestiva u otra enfermedad médica (ej.: reflujo gastroesofágico).

3. El trastorno alimentario no se explica por la presencia de otro trastorno mental (ej.: rumiación)

o por no disponibilidad de alimentos.

4. El inicio del trastorno ha de presentarse antes de los 6 años de edad.

Los 3 primeros son congruentes con nuestra experiencia nacional en el tema; en el punto 4,

la mayoría de los casos se sospechan y diagnostican antes de los 2 años de edad.

Existe una serie de manifestaciones que se han agrupado como alteraciones del desarrollo,

entre las que se incluyen cólicos de los primeros meses, alteraciones del ciclo sueño-vigilia,

alteraciones de la conducta alimentaria de la infancia y otras alteraciones conductuales (ej.:

rabietas frecuentes). Estas alteraciones pueden asociarse a síndrome de déficit atencional e

hiperactividad en edades posteriores.

Aspectos más importantes al evaluar a un niño que no quiere comer:

a) Buscar signos de enfermedad orgánica: Es la tarea inicial, aunque la mayor frecuencia está

asociada a causas no orgánicas.

b) Si el lactante no come las porciones apropiadas en relación a las recomendaciones para

edad, sexo y actividad física.

c) No come “todo lo que la madre o persona al cuidado del niño quiere que coma”, o bien no

come solamente algunos alimentos.

d) Asociación a retraso de crecimiento o a signos de desnutrición y