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Guías de Práctica Clínica en Pediatría

ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA

Consiste en la administración de cualquier alimento sólido o líquido distinto a la leche

cuyo objetivo es satisfacer las necesidades de nutrientes y favorecer el desarrollo normal de la

conducta alimentaria ofreciendo al niño nuevas texturas y sabores.

La alimentación complementaria debe iniciarse a los 6 meses de edad (no antes de los 5 meses

ni después de los 6 meses). Justifican el inicio a esta edad: a) Lactancia materna en riesgo de no

cubrir las demandas de energía, proteína y micronutrientes para estas edades; b) Aporte de

micronutrientes por la alimentación complementaria, en especial Fe, Zn; c) Desarrollo psicomotor

madurado para recibir alimentación más sólida (control de cabeza y tronco, desaparición del reflejo

de extrusión, capacidad adecuada de deglución e inicio de la masticación); d) Disminución del

riesgo alérgico o retraso en su aparición, incluso en niños con antecedentes familiares de atopia; e)

Retraso en la aparición de enfermedad celíaca en aquellos con riesgo de desarrollarla.

Debe ofrecerse al niño una papilla licuada de consistencia suave que contenga en su

composición cereales, verduras variadas, carnes magras de vacuno, ave, cerdo y aceite vegetal

(Nutra Omega 3, canola, soya, maravilla). No hay evidencia que justifique iniciar los diferentes

alimentos en forma individual; tampoco hay evidencia actual para retrasar el inicio del aporte de

legumbres, pescado y huevos. Se recomienda no agregar sal al menos los primeros 2 años. El

postre ofrecido debe ser puré de frutas; se recomienda no agregar azúcar ni endulzantes artificiales.

El volumen a administrar debe ser progresivo según la tolerancia del niño llegando hasta 150 g

a los 8 meses considerando 80-100 g de postre. A partir de los 9 meses aumentar la papilla a 200 g

manteniendo el postre. La consistencia puede ir aumentando a comida molida en torno al año de

edad y a picada después de los 18 meses, junto a la erupción de las muelas.

La segunda comida se debe incorporar 1 a 2 meses después de la primera, suspendiendo la

leche correspondiente a ese horario.

En épocas calurosas puede ofrecerse al niño agua (hervida si no se cuenta con agua

potable) en cantidades de 20 a 50 mL separada de los horarios de leche; no debe ofrecérsele al

niño: refrescos en polvo o líquidos, bebidas azucaradas ni sodas.

El uso de leches rotuladas como “fórmulas 3” a partir del año de edad, no tiene una base

científica que justifique su elección por sobre otras leches disponibles.

Suplementos nutricionales

a. Vitamina D: Se recomienda suplementar en los lactantes que reciben lactancia materna y

leche purita fortificada 400 UI diarias; y los que reciben menos de 1.000 ml de fórmulas

modificadas, está por estudiarse si en el norte del país pudieran requerir menos dosis y

cantidades mayores en las zonas australes.

b. Hierro: En el recién nacido de término con lactancia materna exclusiva, se recomienda la

suplementación profiláctica a partir de los 4 meses y hasta el año con 1 mg/kg/día. Tanto las

fórmulas de inicio como de continuación y la leche purita fortificada no requieren

suplementación ya que se encuentran fortificadas con hierro. En lactantes prematuros o de

bajo peso se recomienda iniciar el aporte cuando duplican el peso de nacimiento o a los 2

meses de edad cronológica y hasta el año de edad corregida con 2 mg/kg/día. El inicio podría

adelantarse en prematuros extremos, al momento de comenzar el crecimiento acelerado.

c. Zinc: Se recomienda suplementación en lactantes prematuros y/o pequeños para la edad

gestacional, alimentados con pecho materno o fórmulas que no sean para prematuros con

dosis de 3 mg/día hasta el año de vida.

d. Flúor: En zonas del sur del país donde el contenido de F del agua potable sea <0,3 ppm se

recomienda suplementar a partir de los 6 meses con 0,25 mg diarios.