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10

sólo en la clínica

(3)

, un

4-8

% con el uso de la TC

(3)

y un

7-12

% con la ecografía abdominal

(3)

; además

de favorecer un tratamiento oportuno, evitando

la progresión de la enfermedad, especialmente

en pacientes con hallazgos clínicos atípicos

(1,3)

.

Si bien no todos los pacientes con sospecha

de apendicitis requieren estudio imagenológico,

especialmente cuando la clínica es categórica,

la utilización de estas técnicas diagnósticas

complementarias ha sido creciente

(12)

. En centros

de mayores recursos, la utilización de la

Tomografía Computarizada (TC) en pacientes

con sospecha de apendicitis es prácticamente

generalizada y muchas veces injustificada

(5,12)

.

Los indicadores clínicos (por ejemplo, signos,

síntomas, pruebas de laboratorio) podrían ser

suficientes para realizar el diagnóstico e indicar

cirugía, y en caso de duda podría utilizarse la

ecografía en primera instancia

(4,11,12)

. Por otra

parte, en Estados Unidos se ha reportado que

la apendicitis es la segunda causa de juicios

por “mala praxis” contra médicos en servicios

de urgencia, debido al retraso diagnóstico y al

aumento de las complicaciones asociadas

(2,12)

,

lo que podría inducir mayor presión en estos

profesionales a la hora de solicitar imágenes.

Cabe señalar que dentro de la literatura no existen

estudios prospectivos randomizados quecomparen

ecografía y TC para el diagnóstico de apendicitis

en la infancia; por lo que el tipo de evidencia

que se expone a continuación es de Clase II y III.

ECOGRAFÍA ABDOMINAL

La ecografía es la técnica menos costosa y la

menos invasiva y tiene una sensibilidad

de

75-90

%, especificidad de

86-98

%, valor

predictivo positivo de

91-94

% y valor predictivo

negativo de

89-97

%

(6,7)

.

Este examen debiese utilizarse en todo niño con

sospecha de apendicitis aguda, si la historia clínica

y la exploración física no permiten descartar ni

confirmar el diagnóstico

(6,12)

. El examen ecográfico

se realiza de forma rápida, no requiere preparación

previa y examina todo el abdomen, permitiendo

también descartar otras patologías con clínica

similar a apendicitis aguda como son la adenitis

mesentérica o patología de índole ginecológica

(4,6)

(gran importancia como diagnóstico diferencial

en niñas adolescentes).

La visualización de un apéndice con signos

inflamatorios, con líquido en su interior, no

compresible y con un diámetro mayor de

6 mm., son signos con una alta especificidad

diagnóstica

(1,6)

. Además la pesquisa de un

apendicolito, un aumento de la ecogenicidad de

la grasa pericecal, adenopatías mesentéricas y la

presencia de líquido libre, son signos sugerentes

en los casos en que no se logra visualizar el

apéndice; aunque no lo confirman

(2)

.

A pesar de la alta sensibilidad y especificidad

de la ecografía, hay ciertas condiciones que

incrementan la tasa de falsos negativos y falsos

positivos como lo son la interposición de aire,

heces o grasa (obesidad); rigidez abdominal,

dolor y no colaboración del niño; apéndice en

otras localizaciones (por ejemplo retrocecal),

compromiso apendicular distal, perforación

apendicular, el equipo en uso y la experiencia del

ecografista (operador-dependencia)

(1,2,12)

.

La evidencia actual por tanto sugiere que no

existe un rol para la ecografía cuando los