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abril

2018.

Volumen

17

-

N

°

72

Síntomas y signos encontradas

Fiebre

Cefalea

Diarrea

Estreñimiento

Tos

Náuseas y vómitos

Anorexia

Dolor abdominal

Escalofríos

Hepatomegalia

Esplenomegalia

Manifestaciones

neurológicas

Frecuencias

75-100

%

59-90

%

37-57

%

10-79

%

28-86

%

23-54

%

39-91

%

19-39

%

16-37

%

15-75

%

39-64

%

5-12

%

abscesos, así como shock endotóxico tras la

instauración de antibioterapia

(ver tabla

1

)

.

(2)

Los datos del laboratorio son muy inespecíficos,

a veces leucopenia, trombocitopenia o discreta

elevación de enzimas hepáticas.

Las complicaciones son muy raras de ver en

el momento actual, sobre todo en el paciente

correctamente diagnosticado y tratado. Las más

graves y frecuentes y por tanto las que más

tenemos que vigilar suelen aparecer a partir

de los

10

días de evolución y son la hemorragia

y la perforación intestinal. También se puede

considerar como complicación, el estado de

portador crónico, definido como la presencia de

Salmonella typhi

en las heces o en la orina

durante más de un año.

(2)

Aunque la clínica y los antecedentes

epidemiológicos son útiles, el diagnóstico se basa

en el aislamiento de la Salmonella typhi.

La desaparición de la fiebre tifoidea ha hecho que

las nuevas generaciones médicas tengan nula

experiencia clínica con estos pacientes y además

ha producido una reducción en los estudios

curriculares de pregrado de esta patología. Esto

disminuye la sospecha clínica y, en consecuencia,

la solicitud de estudios microbiológicos para

su diagnóstico.

(4)

Los hemocultivos que suelen ser positivos en

la primera semana en el

90

% de los casos,

perdiendo sensibilidad con el paso de los días

(

50

% en la tercera semana)

(4)

. La falta de este

recurso en las consultas de atención primaria en

el sistema público de salud y la tendencia a usar

antimicrobianos en cuadros febriles prolongados

en forma empírica, hace más difícil que en caso

de plantearse la sospecha, el diagnóstico pueda

ser documentado. En el caso del sistema privado,

este recurso está disponible, pero depende

críticamente de la sospecha del médico tratante.

Ambos factores apuntan a un probable sub-

diagnóstico crónico de esta enfermedad, lo que

no cuestiona la disminución objetiva de esta

patología. El coprocultivo y el urocultivo suelen

ser negativos en la primera semana y terminan

siendo positivos en el

75

% de los casos en la

tercera semana. En el caso de un portador crónico

el coprocultivo positivo puede inducir a error.

También se puede aislar el microorganismo en la

médula ósea (permite el aislamiento del germen

al comienzo de la enfermedad, incluso en aquellos

que han recibido antibióticos) y en lesiones de

la piel (roséola).

(4)

El diagnóstico diferencial es fundamentalmente

con causas más frecuentes de patología febril sin

foco de duración corta e intermedia. Si predominan

16

Tabla

1

:

Síntomas y signos más frecuentes de la fiebre tifoidea