Estudio Helsinki
Prematuros presentan más limitaciones sociales en la adultez
Los avances en las terapias perinatales y en los cuidados intensivos neonatales desde la década los año setenta han producido mejoras espectaculares en el pronóstico de los recién nacidos muy prematuros. La primera generación de bebés que se ha beneficiado de estos avances son ahora adultos jóvenes. Aunque la presencia de enfermedades tales como parálisis cerebral, retraso del desarrollo e impedimentos visuales es más alto en este grupo, la mayoría de las personas nacidas muy prematuras viven de forma normal y sana. No obstante, recientes investigaciones han sugerido, que incluso ante la ausencia de grandes discapacidades, los niños y adultos de muy bajo peso o demasiado prematuros a menudo presentan desventajas que son más sutiles. Se ha demostrado que estas diferencias se extienden hacia el área temperamental y las características de personalidad, mostrando emociones negativas y conductas más prudentes e inhibidas.
Eero Kajantie y colegas del Instituto Nacional de Salud Pública de Helsinki, Finlandia, estudiaron a un grupo de adultos jóvenes respecto al momento de salida de la casa paterna y la convivencia con una pareja. Los autores entrevistaron mediante un cuestionario a 162 individuos de muy bajo peso de nacimiento y a 188 de gestación normal (edad media: 22,3 años [rango: 18.5-27.1]). Se utilizó un análisis de supervivencia (regresión de Cox) ajustado por sexo, altura, edad de los padres al nacimiento, tabaquismo materno durante el embarazo, nivel educativo paterno, número de hermanos, divorcio y muerte de los padres.
Durante su adolescencia y adultez temprana, los adultos de muy bajo peso al nacer tenían menos probabilidades de abandonar el domicilio familiar y comenzar a cohabitar con su pareja. En el análisis estratificado por sexo, estas dos relaciones fueron similares entre los géneros, pero la segunda variable fue estadísticamente más significativa en las mujeres. Las personas de muy bajo peso de nacimiento también presentaron menos probabilidades de experimentar relaciones sexuales. Esta relación fue estadísticamente significativa para las mujeres pero no para los hombres, sin embargo, ambos informaron de una menor duración y número de compañeros versus los sujetos control.
En conclusión, los adultos jóvenes sanos de muy bajo peso al nacer muestran una demora en abandonar el domicilio familiar, iniciar la actividad sexual y relacionarse socialmente.
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