Cardiología
Altas dosis de folato protegen del daño cardíaco en el infarto
Durante la oclusión coronaria aguda, la perfusión miocárdica y la insuficiente entrega de oxígeno activan la contracción muscular. En la zona isquémica, el contenido de fosfato de alta energía (FAE) decae, se eleva el fosfato inorgánico, y el tejido se vuelve acidótico, generando disquinesia y disfunción global. La reperfusión coronaria después de la isquemia limita el daño tisular, pero confiere toxicidad por la activación de especies reactivas de oxígeno (ERO), las proteasas dependientes de calcio, como la calpaina, la contractura de los miofilamentos, por la disfunción microvascular y las citoquinas inflamatorias. La depleción de ATP durante la isquemia también puede contribuir a la lesión por reperfusión. En concreto, se sabe que las EOR generadas durante la isquemia y reperfusión desempeñan un papel central, por consiguiente diversas estrategias y antioxidantes se han ensayado para compensar este daño. Por ejemplo, el ácido fólico (AF), una de las vitaminas del complejo B, es una importante proteína mitocondrial utilizada en la síntesis de ácidos nucleicos, y que aumenta la actividad de la óxido nítrico sintetasa.
En este sentido, David A. Kass y colegas, de la División de Cardiología del Johns Hopkins en Baltimore, Estados Unidos, evaluaron si el AF reduce la disfunción por isquemia miocárdica y la lesión post reperfusión. Los autores trataron ratas, con AF (10 mg/d) o placebo durante 1 semana y luego las sometieron in vivo a oclusión de la arteria coronaria izquierda durante 30 minutos con o sin 90 minutos de reperfusión (total n = 131; más subgrupos utilizados para diversos análisis). El manejo previo con AF (4.5x10-6 mol/L IC) y la isquemia/reperfusión global (30 minutes/30 minutos) también fueron llevados a cabo in vitro (n = 28).
Después de 30 minutos de isquemia, la función global se redujo más en los controles que en los animales con ácido fólico (delta dP/dtmax, -878 ± 586 versus -1956 ± 351 mmHg/s de placebo, P = 0.03), y el engrosamiento regional estuvo mejor preservado (37.3 ± 5.3% frente a 5.1 ± 0.6% de placebo, P = 0.004). La perfusión de la pared anterior se redujo de manera similar (-78.4 ± 9.3% frente a -71.2 ± 13.8% de placebo a los 30 minutos). También se mantuvieron elevados los niveles de fosfatos de alta energía ATP y ADP en el grupo de intervención (ATP: control, 2740 ± 58 nmol/g; isquemia, 947 ± 55 nmol/g; isquemia más AF, 1332 ± 101 nmol/g; P = 0.02). Las oxipurinas basales (xantina, hipoxantina y urato) aumentaron con el pretratamiento, aunque no tanto durante la isquemia, en comparación a los controles. La isquemia disminuyó la generación de superóxido (3124 ± 280 cpm/mg con AF versus 5898 ± 474 cpm/mg con placebo, P = 0.001). Después de la reperfusión, los corazones tratados sufrieron sólo pequeños infartos (3.8 ± 1.2% frente a 60.3 ± 4.1% de placebo; P < 0.002) y menos contracción unida a necrosis. El tamaño del infarto se redujo de manera similar con 1 mg/d de AF.
En conclusión, el manejo previo con ácido fólico de la disfunción miocárdica durante la isquemia disminuye el daño post-reperfusión. Esto va unido a la restauración de los fosfatos de alta energía, a la disminución de especies reactivas del oxígeno, a la desvinculación de la síntesis de óxido nítrico y a la protección contra la muerte celular por reperfusión.
Temas Relacionados
