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Inicialmente las certificaciones vigentes el año 2008 serían válidas por un plazo de 7 años, modifi-

caciones posteriores han establecido que su duración se extenderá hasta el 31 de diciembre de 2019.

La Resolución Exenta N° 399 del 11 de febrero de 2014 del Ministerio de Salud autoriza a

CONACEM como entidad Certificadora de Especialidades Médicas. La autorización como entidad

certificadora fue hecha inicialmente para 24 especialidades primarias y derivadas, actualmente esta-

mos llegando a las 52.

Ha habido dos situaciones que se han transformado en dos grandes desafíos para CONACEM. En

primer lugar la solicitud de ‘Certificación por formación en el extranjero’. El año 2015 tuvimos 122

solicitudes por esta vía, de las cuales el 56% eran extranjeros y el 44% eran chilenos; al 30 de sep-

tiembre de 2017 las solicitudes eran 929 (93% extranjeros y 7% chilenos). Recientemente se publicó la

ley 20.985, la cual permite que médicos extranjeros con certificado de especialidad de su país, puedan

solicitar a CONACEM el reconocimiento de su especialidad sin tener el título profesional de médico

cirujano válido para ejercer en Chile. Están eximidos de presentar el documento habilitante. La certi-

ficación es solo para la especialidad o subespecialidad solicitada y solo para el Sector Público. Esta

situación ha provocado un aumento exponencial de solicitudes que es un desafío no solo por el aumento

del número de postulantes, sino por la necesidad de suplir, aunque sea solo parcialmente, la falta del

examen habilitante de médico cirujano.

El segundo desafío es la ‘recertificación de especialistas’. La recertificación en una especialidad

médica significa en esencia refrendar la certificación existente, de modo que las constataciones de ido-

neidad de ese reconocimiento inicial mantengan su valor y actualidad. Sus fundamentos son múltiples y

están debidamente justificados. Desde agosto del año 2008 CONACEM otorga el título de especialista

con fecha de caducidad a los 10 años y con recertificación cada 7 años. En este nuevo régimen hay

alrededor de 3.000 certificaciones entregadas desde agosto de 2018, las cuales deben comenzar con

el proceso de recertificación. A la situación previamente descrita es necesario agregar que de acuerdo

a la legislación vigente existe alrededor de 20.000 especialistas con vencimiento de su especialidad

el 31 de diciembre de 2019, los cuales deberían someterse al proceso de recertificación o renovación

de la especialidad.

Ambas situaciones plantean a CONACEM grandes desafíos de modernización, profesionalización y

perfeccionamiento. Debemos efectuar nuestro trabajo de evaluación en un plazo prudente que debería

fluctuar entre 12 y 18 meses.

En el caso de la ‘evaluación por formación en el extranjero’ cada una de las etapas debe ser

cumplida en plazos acotados: revisión de antecedentes por los diferentes comités, el examen teó-

rico y luego el examen práctico. La modalidad más frecuente del examen teórico es una prueba de

múltiple elección, que se toma dos veces al año, para aprobarlo se requiere un 65% de preguntas

correctas. Para la correcta confección de las preguntas que reflejen los aspectos técnicos y conoci-

mientos mínimos a evaluar, la corrección de las pruebas y el análisis de los resultados, es necesario

contar con un equipo de apoyo docente especializado permanente que nos esté colaborando. Para

la evaluación práctica de acuerdo a la especialidad, se debe escoger la mejor manera de lograrlo,

quizás en muchas especialidades seguirá siendo un examen al lado del enfermo o escogeremos otro

como el Examen Clínico Estructurado Objetivo (OSCE: Objetive Structured Clinical Examination),

diseñado para evaluar el desempeño de habilidades clínicas y las competencias en habilidades tales

como la comunicación, el examen clínico, procedimientos, prescripción médica, evaluación de imá-

genes e interpretación de resultados. Se logra mediante un circuito de estaciones cortas, en que cada

candidato es examinado individualmente por uno o dos examinadores imparciales de manera real o

simulada, sin poner en riesgo la salud de los pacientes, obteniendo una nota por cada paso, haciendo

la evaluación de habilidades clínicas más objetiva. Lo anterior lleva aparejada ciertas preguntas,

pensando que la aprobación teórica alcanza al 50% de los postulantes: ¿podremos tomar el examen

práctico con el sistema que tenemos, con profesores ad honorem o deberemos establecer un sistema

de honorarios para nuestros profesores?; ¿cuál es el valor razonable a cancelar por cada examen

práctico?; ¿el pago será de manera directa o a través de instituciones en convenio?; ¿nos obligará o

no a aumentar nuestros aranceles?

editorial

Rev Chil Enferm Respir 2017; 33: 272-274