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Infecciones parasitarias
Alejandro Viovy A.
CAPÍTULO 7
I. Enteroparasitosis
a) Giardiosis
Infección producida por el protozoo flagelado
Giardia intestinalis
(Giardia
duodenalis
o
Giardia
lamblia)
.
Afecta preferentemente a niños, hasta el 30% de preescolares que acuden a jardines
infantiles. Su mecanismo de transmisión es fecal-oral por consumo de verduras crudas regadas con
aguas servidas, ingestión de agua de bebida contaminada con heces, manipulación de alimentos
por individuos con malos hábitos higiénicos, acción de vectores mecánicos, etc. En lugares con
buenos índices de saneamiento ambiental básico adquiere importancia epidemiológica la trans-
misión zoonótica a partir de animales como el perro, gato y castor. Este protozoo flagelado, cuyo
hábitat es el intestino delgado, altera estructural y funcionalmente al enterocito al adherirse me-
diante su disco suctor. Se dificulta la absorción de nutrientes, produciendo diarrea con deposicio-
nes disgregadas o pastosas, meteorismo y dolor abdominal. En algunos casos, puede originar un
síndrome de malabsorción con diarrea crónica, esteatorrea y compromiso del estado nutricional.
La evolución clínica se relaciona tanto con factores dependientes del hospedero (acidez gástrica,
motilidad intestinal, grupos fenotípicos de histocompatibilidad) como con factores del parásito
(carga infectante, calidad de cepa, grado de virulencia).
Diagnóstico:
Examen parasitológico seriado de deposiciones (EPSD), los métodos de Telemann
y Burrows son los más usados. Tiene un 96% de rendimiento en pacientes eliminadores de quistes.
El ELISA que detecta antígenos en deposiciones tiene un rendimiento de un 98%. La reacción de
polimerasa en cadena (RCP) que evidencia partículas de DNA del parásito en deposiciones se aplica
mediante el panel Filmarray GI
®
, disponible en algunos centros asistenciales
Tratamiento:
Metronidazol: 20 mg/kg/día, cada 8-12 horas, por 7-10 días (dosis máxima: 1
g/día). Tinidazol: 50 mg/kg en dosis única (dosis máxima: 2 g). En casos de intolerancia o alergia
a los derivados nitroimidazólicos: furazolidona: 6 mg/kg/día, cada 8 horas, por 7-10 días. (Dosis
máxima 300 mg/día).
Prevención:
Además, de educación sanitaria y frecuente lavado de manos, se debe procurar
una adecuada disposición de excretas, no regar verduras con aguas servidas, consumir las frutas
y verduras que crecen a ras del suelo cocidas, peladas, o lavadas bajo el chorro de agua, controlar
a los manipuladores de alimentos y eliminar los vectores mecánicos del entorno más cercano.
b) Amebiosis
Infección causada por el protozoo
Entamoeba histolytica.
En Chile, es poco frecuente en niños,
aumenta su prevalencia con la edad. Se adquiere por fecalismo humano. Su hábitat es el intestino
grueso, puede invadir la pared intestinal y alcanzar, por vía hematógena, otros órganos (amebiasis
extraintestinal), especialmente el hígado, produciendo el denominado “absceso” hepático ame-
biano, que es más frecuente en varones. Existe un gran porcentaje de portadores sanos que son el
principal reservorio y potenciales difusores de esta infección. Los niños sintomáticos suelen cursar
con diarrea aguda o intermitente, en caso de invasión intestinal es causa de síndrome disentérico.
Al igual que en el paciente adulto, en adolescentes predomina el cuadro crónico, presentándose
con dolor abdominal y diarrea alternada con constipación.
Diagnóstico:
Se utiliza el EPSD, el método de Burrows es el más recomendable para el estudio
de cuadros agudos intestinales, puesto que permite visualizar las formas trofozoíticas, además de
los quistes. Con el método de Telemann solo se observan los elementos quísticos, que predominan
en los pacientes crónicos y asintomáticos. RCP: técnicas de diagnóstico molecular, recientemente