

611
barrera hematoencefálica, menor cantidad de receptores
µ
1 en relación a los
µ
2 y una
eliminación prolongada. Por ello se recomienda administrar narcóticos en este grupo de niños
sólo en unidades de cuidados intensivos (UCI), con monitorización de frecuencia respiratoria
y saturación de O
2
o cuando permanecen en ventilación mecánica. En mayores de un año se
emplea en unidades de posoperados con vigilancia cercana (FR y saturación O
2
).
Las drogas más utilizadas son morfina y fentanyl, en bolos o infusión intravenosa continua.
Esta última modalidad, frecuentemente usada en UCI para sedar pacientes en ventilación
mecánica, produce una analgesia adecuada y más estable.
Los sistemas de autoadministración (analgesia controlada por el paciente) están descritos para
niños mayores de 6 años, que pueden entender y manejar bombas de autoinfusión; en éstos se
utiliza morfina 0,015-0,03 mg/kg/dosis, produciendo buena analgesia y escasas complicaciones.
Bloqueo de nervios periféricos y regionales
Son el método analgésico ideal en pacientes pediátricos, prácticamente eliminan el dolor
posoperatorio y pueden prevenir su aparición, tienen menos efectos adversos que las técnicas
precedentes y no producen efectos desagradables para el niño. Requieren experiencia para
administrarlos.
Los anestésicos locales más usados son lidocaína 1% y bupivacaína 0,125-0,25% y las
dosis máximas recomendadas son 5 mg/kg y 2 mg/kg, respectivamente. También se
administran narcóticos, como morfina, en bloqueos regionales, con mayor eficacia que por la
vía sistémica.
Bloqueos de nervios. Permite 6 horas de buena analgesia. Las complicaciones de esta
técnica derivan fundamentalmente de la punción: Hematoma, traumatismo de nervios. Si bien
estos bloqueos parecen más seguros que las técnicas regionales, su utilización depende de la
factibilidad técnica de realizarlos satisfactoriamente, de la necesidad de dejar un catéter para
analgesia y de la experiencia que se tenga con cada uno de ellos.
Bloqueos regionales otorgan una excelente analgesia posoperatoria. El más frecuente es el
bloqueo peridural, realizado por vía caudal o lumbar. Entre sus ventajas destaca la ausencia de
repercusión hemodinámica, la que sólo se hace evidente después de los 8 años, escaso bloqueo
motor, pocos efectos desagradables para el niño y la posibilidad de dejar un catéter para su
utilización prolongada en el posoperatorio. Con dosis únicas de anestésicos locales se obtiene
una analgesia que puede durar hasta 6 horas; con narcóticos, que mejoran la calidad y duración
de la analgesia, ésta puede extenderse más allá de las 8 h.
Los narcóticos por vía peridural pueden producir depresión respiratoria que puede presentarse
hasta 12 horas después de la administración, por lo que estos niños deben observarse en unidades
de intermedio o intensivo. Otras complicaciones son náuseas, vómitos y prurito, que si bien son
molestas, no revisten gravedad y pueden ser atenuadas con naloxona en dosis de 1
µ
g/kg ev sin
pérdida del efecto analgésico. La incidencia de retención urinaria puede superar el 50% cuando se
usan narcóticos y rara con anestésicos locales.
Cuidados paliativos y manejo del dolor