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Guías de Práctica Clínica en Pediatría

eficacia y simplicidad, es la EVA de 10 cm contestada por el médico, por uno de los padres del

niño o directamente por el paciente, cuando es capaz de comprender su aplicación (habitualmen-

te mayores de 6 años).

Siempre que sea posible debe determinarse la causa del dolor y su manejo como primer

objetivo para lograr analgesia. Luego se pueden implementar estrategias de tratamiento no

farmacológicas; las más simples y al alcance son la posición en flexión, estimulación táctil y

térmica de la zona, voz baja y palabras consoladoras, presencia de los padres cuando sea posible

y pecho materno, glucosa o sacarosa, chupete, etc. Otras técnicas como acupuntura, hipnosis,

estimulación eléctrica transdérmica, distracción, preparación o ensayo y relajación se usan más

en el manejo de dolor crónico o terapias dolorosas repetidas.

En la elección de un método de analgesia farmacológica se deben considerar efectividad,

seguridad en cuanto a incidencia y magnitud y efectos adversos, las características de cada

paciente y el tipo y magnitud del dolor a tratar. En pediatría es importante que sea fácil de

administrar, que no tenga efectos desagradables para el niño, especialmente dolor al

administrar (no usar en lo posible vía intramuscular). Las técnicas y drogas usadas en los

pacientes pediátricos son prácticamente las mismas que en los adultos, con variaciones de

acuerdo a las características particulares de este grupo y de la enfermedad que los afecta.

Revisaremos los métodos de uso más frecuente para tratar el dolor agudo posoperatorio en

pacientes pediátricos.

Los métodos farmacológicos consisten en la administración de analgésicos, realizados

según los enfoques de la OMS:

Esquema analgésico según la intensidad del dolor:

– Dolor leve: Paracetamol o antiinflamatorios no esteroidales (AINE).

– Dolor moderado: Opioides débiles + AINE.

– Dolor severo: Opioides fuertes + AINE.

Por boca: Es la vía de elección por ser la más confortable, segura y barata.

Por reloj: Los analgésicos deben ser administrados en forma regular y no “según dolor”, ya

que el objetivo es prevenir la aparición del dolor.

• Analgésicos primarios: De elección en pacientes con dolor nociceptivo. Son los

antinflamatorios no esteroidales (AINEs) y opiáceos.

• Analgésicos secundarios: De elección en el dolor neuropático. Son los anticonvulsivantes,

antidepresivos, corticoides y otros.

Los medicamentos de elección para dolores leves son el paracetamol desde período de RN

(acción central), y los AINEs (inhiben COX 1 y 2): ibuprofeno que es el más seguro y que está

autorizado para uso desde los 6 meses (ver tabla). Se debe considerar que los AINEs tienen

una curva dosis/efecto analgésico más bien plana versus curva dosis/efecto secundario

ascendente, por lo que siempre debe usarse la menor dosis que sea efectiva para cada paciente,

especialmente en el uso prolongado. Los inhibidores selectivos de la COX2 no han sido

suficientemente estudiados en niños.

Cuando el dolor es posoperatorio se puede combinar AINEs débiles por vía parenteral

como clonixinato de lisina o dipirona en infusión continua más AINEs clásicos vía parenteral

con horario las primeras 24-48 h. Si se supone que habrá mayor dolor, con contraindicaciones

para AINE o en menores de 6 meses, la elección son los opiáceos vía parenteral en goteo

continuo o bolos. Muchas veces son indispensables en el control del dolor moderado e intenso.

Los efectos adversos de los narcóticos son similares a los encontrados en la población adulta.

La eventual depresión respiratoria limita su uso. Los RN y lactantes menores de un año tienen

condiciones que los hacen más susceptibles a la depresión respiratoria producida por los

narcóticos: Gran variabilidad individual en los requerimientos, mayor permeabilidad de la