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5

Septiembre

2011.

Volumen

10

-

N

°

46

logró salvarse un joven traumatólogo infantil,

Alfredo Raimann N., declarado Maestro de la

Ortopedia en Chile. Durante muchos años, surcó

por las aguas e islas de Chiloé, una lancha de

salud con el nombre “Dra. Ana María Juricic”,

brindando atención de salud a los chilotes.

En esa década se trasladó la cátedra B de

Pediatría, del Profesor Baeza Goñi, al Área Sur

para desarrollar la Pediatría en el flamante

Hospital Exequiel González Cortés. A su vez, el

Dr. Julio Meneghello Rivera ganó el concurso de

Jefe de Pediatría del nuevo y moderno Hospital

Roberto del Río Soto Aguilar. El Profesor José

Bauzá Frau, ganó la Cátedra de Pediatría del

Hospital Arriarán, unificando ambos sectores,

logrando el apoyo generoso de muchos

pediatras entre los cuales deseo destacar

a los Drs. Santiago Rubio Arce y Alejandro

Maccioni Seisdedos.

El grupo de médicos que acompañaron al

Dr. Baeza Goñi y también los médicos que

acompañaron al Dr. Bauzá Frau lograron un

excelente equilibrio entre la Pediatría alemana,

escuela del Dr. Filckenstein y la nueva escuela

de origen norteamericano.

Pero tal vez, lo más importante a mi modo de

ver, fue que se creó el “espíritu del Hospital

Arriarán”, en que el lugar de trabajo debía ser

grato. El que sabía menos se le estimulaba al

estudio y los más sabios no hacían alarde de

sus conocimientos, favoreciéndose un sano

compañerismo y fomentando el trabajo en

equipo con todos los estamentos.

Un hito importante fue el traslado al nuevo

hospital en

1977

, edificado en los terrenos del

Arriarán, del hospital San Francisco de Borja.

Período difícil, no exento de dificultades y

problemas de diversa índole. De ser un hospital

pediátrico exclusivo, pasa a ser un servicio más

y aún constreñido a medio sector del

8

° piso.

Con la promesa que aquello sería transitorio y

que en el futuro se construiría la Torre pediátrica.

Ello quedó sólo en las buenas intenciones.

Los sucesivos jefes de servicio han sabido

darle prestigio al servicio, por su vocación,

compromiso con la comunidad y espíritu

docente y de investigación. Al igual que en los

servicios de Cirugía, Ortopedia y Urgencia Infantil.

Deseo terminar con una frase muy sencilla,

aunque muy emotiva, que me dijo una paciente

en mi consulta:

“Sabe doctor, cuando yo era chica estuve

hospitalizada en el Hospital Arriarán y Uds.

me salvaron la vida. Ahora le traigo a mi nieta”.

Muchas gracias.

Nota:

Discurso del Dr. Dino Curotto A., con motivo de la conmemoración del Centenario del Hospital Manuel Arriarán Barros. El Dr. Curotto fue

Jefe de Unidad de Lactantes del Hospital M. Arriarán y Director de Departamento de Pediatría de la Universidad de Chile. Pediatra

reconocido por su espíritu bondadoso y conciliador y su destreza clínica.