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abril

2016.

Volumen

15

-

N

°

63

- Alta tasa de enfermedades respiratorias agudas.

- Alta tasa de parasitosis, fundamentalmente

parásitos redondos, que en la jerga local se

denominaban sapos. Nada más ingrato que al

descubrir los niños hospitalizados, se apreciaba

un ovillo de parásitos en la cuna. Peor aún al

almuerzo con frecuencia había tallarines, de un

aspecto muy similar.

- Elevada tasa de alcoholismo.

- Alto índice de ruralidad, a veces extrema.

Había tanto que hacer y tan pocos recursos,

sin

embargo teníamos una fe enorme que podíamos

salir adelante. La unión del equipo era férrea y su

Director y líder natural estaba empeñado en que

podíamos mejorar la salud local. En las reuniones

periódicas de Consejo técnico se diseñaba la

estrategia a seguir para enfrentar los flagelos

ya mencionados. El personal profesional estaba

integrado por

3

médicos,

2

enfermeras,

1

matrona,

1

dentista,

1

químico farmacéutico (hija del químico

farmacéutico dueño de la única farmacia del

pueblo y esposa del alcalde). Con posterioridad

se agregaron otros profesionales, alcanzando a

4

médicos,

4

enfermeras,

2

dentistas,

2

matronas,

1

tecnóloga médica,

1

asistente social.

El Dr. Sergio Aitken L., había sido auxiliar de

anestesia en la Maternidad del hospital San F.

de Borja, habiendo logrado una importante

experiencia en el manejo de la patología gineco

-obstétrica. De hecho, rápidamente creó una

atención expedita en esta especialidad. Incluso

junto con el Director del hospital se pusieron

en

contacto con las parteras de la comunidad,

visitaron sus huertos, las hierbas utilizadas para

el embarazo, parto y puerperio y colaboraron

en la atención brindada por ellas. Actividad que

permitió disminuir el parto domiciliario, mejorar

las condiciones del Recién Nacido y disminuir la

morbimortalidad del binomio madre-hijo. Junto a

ello, se percibió la necesidad de crear un

hogar

de acogida

para la embarazada con riesgo o de

proveniencia rural, de tal modo que en fecha

cercana al parto la embarazada quedaba en el

hogar, distante media cuadra del hospital. Ello

permitió mejorar las condiciones y oportunidad de

la atención del parto, puerperio y Recién nacido.

Me correspondió asumir la tarea de la salud del

niño. Con el Dr. Sergio Aitken y la enfermera

asignada a Pediatría, diseñamos un mapa del

pueblo y sus localidades que permitió identificar

17

niños con desnutrición de

3

er

grado y alto

riesgo de muerte. Todos estos niños los

hospitalizamos para una evaluación de riesgo

nutricional, parasitosis, anemia y raquitismo

e intervenidos en éstos aspectos.

Logramos

que ese primer año ninguno de estos niños

falleciera,

lo que impactó muy positivamente

en la elevada tasa de mortalidad infantil. Dicha

experiencia fue exitosamente presentada en

unas jornadas de manejo de la desnutrición,

lideradas por el Dr. Fernando Monckeberg B. a

comienzos de

1973

. Al mismo tiempo se inició

el manejo de los otros grados de desnutrición,

para evitar que evolucionaran a

3

er

grado y su

riesgo de muerte. De tal modo que la mortalidad

infantil bajó de

195.3

x mil RN vivos (año

1968

)

a

55.3

x mil RN vivos en

1972

. La mortalidad

neonatal bajó de

104.09

x mil a

29.2

x mil.

Dada la confirmación de nuestras sospechas de

incumplimiento del Programa de vacunación y

registros no confiables se asignó una enfermera

para profesionalizar al máximo dicha importante

tarea, particularmente en BCG y vacuna del

sarampión. El sarampión era un flagelo que

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