

abril
2016.
Volumen
15
-
N
°
63
labor el primer lunes de junio de
1970
, con
todas las ansias de un profesional joven.
El hospital de Calbuco se había visto beneficiado
con este programa de MGZ, creado por el Servicio
Nacional de Salud. Previo a nosotros habían
estado el Dr. Silvio Roncone S., el Dr. Carlos Yurac
B., cuya familia materna era de Chiloé, su esposa,
Dra. Gloria Romero, el Dr. Hernán Moya S. y la
Dra. Mónica Bruzzone O. El Dr. Roncone había
contraído matrimonio con una dama de la sociedad
calbucana. Todos ellos profesionales que habían
desarrollado un excelente trabajo y generado
en la comunidad un profundo sentimiento de
gratitud hacia el equipo médico.
El departamento de Calbuco está ubicado al sur
de la provincia de Llanquihue, abarcando parte
del continente y numerosas islas. El pueblo (que
junto con la isla Grande de Chiloé fueron los
últimos enclaves de España en Chile) fue fundado
en
1682
por el maestre de campo, Capitán
Francisco Hernández Ortiz quien ordena levantar
una empalizada y funda el “Fuerte San Miguel de
Calbuco”, en homenaje a la imagen del santo que
los acompañó durante toda la travesía. La imagen
hoy es guardada en la Iglesia Parroquial, creada
en
1710
por orden del obispo de Concepción,
iniciando la presencia evangelizadora Jesuita
en el área. Ese mismo año llegan
166
indios
chonos provenientes de las islas Guaitecas. El
párroco calbucano les cede la isla Huar, pero
distintos problemas les hacen regresar al Sur.
En esa época su población alcanzaba a
24.885
habitantes, de los cuales
4728
eran “urbanos”. Su
división administrativa consideraba
19
distritos:
Chayahué, Codihué, Aguantao, Daitao, San Rafael,
El Rosario, Quetrolauquén, Alfaro, Chucahue,
Puluqui, Machil, Chechil, Llaicha, Calbuco,
Caicaén, Quihua, Quenu, Chidhuapi y Tabón.
La mayoría correspondía a islas o poblados
en las grandes islas de Calbuco y Puluqui.
Calbuco perdió su condición de isla en
1968
,
por un piedraplén de
180
metros que la une a
continente. Previo a ello, los pacientes eran
trasladados en camilla, a pulso, hasta la ribera
cercana al continente. Posteriormente pudo
disponerse de dos ambulancias, una en la isla
y otra que esperaba el balseo en el continente.
Su economía era monoproductiva (industria
conservera) y primitivamente agrícola.
Había una excelente dotación de escuelas y una
de las situaciones que me produjo asombro fue
ver como los niños que salían de los bosques
iban silbando para encontrarse y agruparse con
sus compañeros. Como en el país vasco, pero
en ese caso son gritos característicos (irrintzi,
grito gutural estridente y prolongado en zonas
montañosas de las provincias vascongadas)
emitido con diversos propósitos.
Al integrarnos al equipo de salud local, percibimos
que la comunidad tenía malas condiciones de
vida y serios problemas de salud:
- Alta tasa de parto sin atención profesional.
- Una tasa de mortalidad infantil de
193.3
por
mil RN vivos, una de las más altas del país y una
tasa de mortalidad neonatal de
104,9
por mil RN.
- Elevada tasa de desnutrición infantil,
fundamentalmente de tipo marásmica.
- Elevada tasa de Tuberculosis, con muchos
pacientes, niños y adultos jóvenes con meningitis
tuberculosa. Unido a lo anterior, alta incidencia
de sarampión con resultado de muerte por sus
complicaciones. Ello nos hizo sospechar de la
eficacia y cumplimiento del programa de
vacunación.
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