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República de Chile señalaba la intervención del

Senador Salvador Allende G., futuro Presidente

de Chile

“Estuve ayer en los funerales de la

Dra. Anita María Juricic. Vi muy de cerca un gran

dolor colectivo. Nada pude decir a su padre

Bogoslav Juricic, mi antiguo compañero de

medicina, ni a su acongojado esposo, también

médico. Eran hombres distantes, lejanos,

envueltos en un drama tan profundo que inspiraba

hondo respeto. Algo similar debe estar ocurriendo

en el funeral del Dr. Jaime Palomino Z., en cuanto

a emoción. Por los que cayeron y por los que

seguirán viviendo una tragedia, hagamos que su

historia sea enseñanza para el futuro”.

En la misma sesión, el senador Juan Barros Pérez

Cotapos, médico pediatra expresaba en su

intervención

“Las víctimas nos están acusando. Y,

aunque el recuerdo de ellas - que yo quiero

simbolizar en el dulce nombre de Ana María - nos

traiga a la mente aquel pensamiento que expresa:

“El sándalo perfuma al hacha que lo hiere”. Ese

recuerdo debe traernos profundas meditaciones.

Quien les habla es un médico formado en las

salas del Hospital Manuel Arriarán Barros”.

“Señor Presidente (del Senado), esta tragedia

horrenda, por las circunstancias en que ocurrió

y por la cantidad de vidas, ilusiones y potencial

humano destruidos en un solo instante, ha sido,

más que una explosión en un quirófano, una

explosión de toda la ciudadanía”.

En el Diario Ilustrado del

9

de mayo de

1963

, a

pocos días de la tragedia, señala el embajador

de E.E.U.U.

“el gobierno de los Estados Unidos

enviará a nuestro país los equipos necesarios para

dotar una sala de operaciones donados por el

pueblo norteamericano, con el fin de reemplazar

aquellos destruidos por el trágico accidente que

afectó en la mañana del lunes al Hospital de

Niños Manuel Arriarán”.

Agradecieron el gesto en

representación del Presidente de Chile Sr. Jorge

Alessandri Rodríguez, el Ministro de Salud de la

época Don Benjamín Cid y el Director del Servicio

Nacional de Salud, doctor Gustavo Fricke.

Emocionado, el Dr. Alberto Veloso N., Jefe del

servicio de Cirugía Infantil, recibe el

21

de junio

de

1963

cuatro pabellones quirúrgicos. Entreveía

una señal de recuperación y progreso ante

tanta desgracia.

Ya apaciguados los ánimos, El Mercurio del

26

de mayo de

1963

, insistía en la importancia de

las medidas de control y seguridad hospitalaria y

como conceptos claves la gestión y organización

de las instituciones de salud, con el propósito

fundamental de establecer medidas de prevención

primaria en accidentes y desgracias. Rol importante

en aquellos tiempos se le asignaba a un funcionario

clave: el Jefe Sanitario del establecimiento. En el

mismo texto se señalaba la irrupción de nuevos

y modernos anestésicos, de mayor efectividad

y menor riesgo.

Los balones de ciclopropano fueron retirados para

siempre de todos los hospitales del país.