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Abril

2008.

Volumen

7

-

N

°

32

11

que estimulan los mecanismos de tolerancia

inmune intestinal, favorecen la introducción de

la alimentación sólida contribuyendo, por lo

tanto, a un mejor desarrollo intestinal.

Naturalmente, la recomendación de una

alimentación saludable pasa por desincentivar

el consumo de productos que caen bajo la

denominación de golosinas; en el caso de la

madre nodriza, que debe bajar gradualmente de

peso hasta el preconcepcional, es aconsejable

evitarlas. El chocolate, el té, café y otros productos

que contengan metilxantinas pueden provocar

alguna incomodidad en algunos lactantes si

es consumido en cantidades excesivas por la

madre, por lo que se aconseja no más de una

taza de té o café al día. El consumo de alcohol

en cantidades que no superen el equivalente a

1

vaso de vino al día, no debe provocar alteraciones

en la leche. La alimentación materna, en tanto

se inscribe dentro de los patrones normales de

consumo, no afecta la composición de la leche,

la que sólo es función de la edad del lactante.

La situación del tabaquismo es completamente

diferente, y se debe, enfáticamente desaconsejar

su consumo durante la lactancia. La exposición

pasiva (inhalación ambiental) y activa (consumo

de metabolitos a través de la leche) al tabaco

le confiere al lactante una serie de riesgos

para su salud; está demostrada la relación

entre tabaquismo ambiental y muerte súbita

e infecciones respiratorias recurrentes; la

cotinina, como metabolito de la nicotina, se

excreta en la leche materna, alcanzando niveles

que pueden provocar efectos indeseables

en el comportamiento del lactante; más

aún, ya se describió el efecto nocivo que el

tabaquismo ejerce sobre el desarrollo fetal

cerebral y pancreático así como su efecto

inductor de inestabilidad cromosómica el que

se asocia a un aumento del riesgo de cáncer,

especialmente los de la edad pediátrica.

MITO #

2

La erupción dentaria causa fiebre, diarrea

y/o dolor.

Así como la salivación presente en

los lactantes a partir del mes y medio a los dos

meses se interpreta míticamente como una señal

del inicio de la dentición, también se le atribuye

a este proceso una serie de manifestaciones

clínicas adversas que justifican la elaboración

de una larga lista de productos comerciales,

no exentos de graves reacciones adversas

potenciales, y un sinnúmero de acciones

tendientes a mitigar el “enorme sufrimiento” que

este proceso biológico ejercería sobre el lactante.

Ningún proceso biológico normal es doloroso,

salvo el parto y controversialmente el dolor

óseo asociado al crecimiento. La dentición no

es la excepción. La dentición se produce en

promedio alrededor del sexto mes, edad en

la que el lactante es muy expresivo, y frente

a cualquier estímulo desagradable responde

con llanto como señal de la presencia de un

disconfort, no de sufrimiento. Así, el mito surge

como una mala interpretación del significado

del llanto a esta edad, el que, salvo condiciones

de maltrato o abuso, nunca representa un

sufrimiento tal que justifique su expresión como

llanto: todo ser humano ha sido vacunado y la

punción no alcanza la magnitud de sufrimiento

que justifique el llanto, todo ser humano ha

tenido cólicos intestinales y el desagrado de esta

sensación excepcionalmente es de magnitud tal