¿Fomentar el intelecto frena el deterioro cognitivo?
Las actividades de estimulación intelectual se asocian con una mayor capacidad mental durante la vida temprana pero no se relacionan con la trayectoria de declive mental en la vejez.
La pérdida de la competencia mental puede causar una preocupación anticipada entre los adultos mayores (es decir, la edad > 65 años) al sugerirse que dicha pérdida anuncia el inicio del deterioro mental progresivo y de la demencia. Las directrices de salud pública sobre el envejecimiento exitoso destacan la importancia de la actividad y el compromiso social y físico. Los esfuerzos cognitivos que involucran múltiples dominios de actividad pueden tener importantes beneficios. Sin embargo, el análisis longitudinal de los efectos protectores potenciales de los esmeros cognitivos es difícil y se han documentado una variedad de desafíos metodológicos.
El objetivo de este estudio longitudinal prospectivo fue examinar la asociación entre el compromiso intelectual y la capacidad cognitiva en etapas posteriores de la vida y determinar si el mantenimiento del compromiso intelectual compensará el deterioro relacionado con la edad. Para ello, se reclutaron 498 voluntarios de mediana edad (todos nacidos en 1936) que viven independientemente en el noreste de Escocia y se evaluó como principal medida de resultado, la capacidad cognitiva y trayectoria del declive cognitivo en la edad adulta. El compromiso intelectual típico se midió mediante un cuestionario, y se obtuvieron mediciones repetidas de la velocidad de procesamiento de la información y de la memoria verbal durante un período de 15 años (registrando más de 1.200 puntos de datos longitudinales para cada prueba cognitiva).
Los resultados mostraron que el compromiso intelectual se asoció significativamente con el nivel de rendimiento cognitivo en etapas posteriores de la vida, con cada punto en una escala de 24 que representaba una puntuación de rendimiento estandarizado (similar al CI) de 0,97, para la velocidad de procesamiento y de 0,71 puntos para la memoria (ambos P < 0,05). La participación en actividades de resolución de problemas tuvo la mayor asociación con las ganancias cognitivas, con cada punto representando 0,43 puntos de rendimiento estandarizado, para la velocidad de procesamiento y 0,36 puntos para la memoria (ambos P < 0,05). Sin embargo, el involucramiento intelectual no influyó en la trayectoria de la disminución del rendimiento cognitivo relacionada con la edad. La participación en actividades de estimulación intelectual se asoció con la capacidad en la vida temprana, con correlaciones entre la participación y la capacidad de la infancia y la educación de 0,35 y 0,22, respectivamente (ambos P < 0,01).
En conclusión, estos resultados muestran que el compromiso intelectual autoinformado no está asociado con la trayectoria de deterioro cognitivo en la vejez, sino con la adquisición de la capacidad durante el curso de la vida. En general, los hallazgos sugieren que los adultos de alto rendimiento se involucran y que aquellos que se involucran más están más protegidos contra el declive relativo.
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