Psiquiatría
Factores ambientales y regulatorios afectan la incidencia del autismo
Los autores concluyen que la presencia de factores ambientales, demográficos y socioeconómicos, influye directamente en la prevalencia del autismo y la discapacidad intelectual de las personas.
Existen muchos agentes que impactan sobre el riesgo de enfermedades del neurodesarrollo, tales como los trastornos del espectro autista (TEA) y la discapacidad intelectual (DI).
Para comparar los factores ambientales, fenotípicos, socioeconómicos y políticos en un marco geoespacial unificado, Andrey Rzhetsky y colaboradores de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos; analizaron los patrones de incidencia espacial del TEA y la DI utilizando un conjunto de datos que cubrían casi un tercio de la población norteamericana. A raíz de la evidencia epidemiológica, se utilizó la tasa de malformaciones congénitas del sistema reproductivo como un sustituto para la exposición medioambiental de los padres a los factores de riesgo del desarrollo, incluyendo las toxinas.
Al ajustar por género, factores étnicos, socioeconómicos y geopolíticos, las tasas de incidencia del TEA estaban fuertemente vinculadas a las de la población normalizada respecto a las malformaciones congénitas del sistema reproductivo en los hombres (un aumento en la incidencia de los TEA en un 283% por cada porcentaje de aumento en la incidencia de malformaciones, IC del 95%: [91%, 576%], p < 6 × 10-5). Estas malformaciones congénitas eran apenas significativas para la DI (aumento del 94%, IC del 95%: [1%, 250%], p = 0,0384). Otras malformaciones congénitas en los hombres (con excepción de las que afectan al sistema reproductivo) parecieron influir significativamente en ambos fenotipos: un 31,8% de aumento de TEA (IC: [12%, 52%], p < 6 × 10-5), y un 43% más de DI (IC: [23%, 67%], p < 6 × 10-5). Por otra parte, el rigor exigido por el estado de diagnóstico de TEA por un pediatra o médico para su consideración en el sistema de educación especial predijo una considerable disminución en los TEA y la DI (98.6%, IC: [28%, 99,99%], p = 0,02475 e IC del 99%: [68%, 99,99%], p = 0,00637, respectivamente). Por lo tanto, la variabilidad espacial observada de las tasas, tanto para la DI como TEA, se asociaba con factores de regulación ambiental y de ámbito estatal, la magnitud de la influencia de los predictores ambientales era aproximadamente tres veces mayor que la de los factores estatales. Los efectos aleatorios a nivel de condado estimados mostraban una marcada agrupación espacial, apoyando firmemente la existencia de factores localizados aún no identificados sobre la frecuencia de la enfermedad.
Por último, se encontró que las tasas de TEA y DI a nivel de condado eran débiles, pero significativamente correlacionadas (coeficiente de Pearson 0,0589, p = 0,00101), mientras que para las mujeres la relación era mucho más fuerte (0,197, p < 2,26 × 10-16).
