Endocrinología
Rosiglitazona asociada con un importante incremento de infarto de miocardio
En los Estados Unidos, se han introducido tres medicamentos hipoglucemiantes: la troglitazona, retirada del mercado debido a su hepatotoxicidad, y dos agentes más, rosiglitazona y pioglitazona actualmente disponibles. En el caso de la rosiglitazona, comercializada desde 1999, es un principio ampliamente utilizado como monoterapia o en combinación con metformina o glimepirida para tratar pacientes con diabetes mellitus tipo 2. Lamentablemente, no se han determinado sus efectos sobre la morbimortalidad cardiovascular.
Steven E. Nissen y colegas del Departamento de Medicina Cardiovascular de la Clínica Cleveland en Estados Unidos, realizaron búsquedas en la literatura publicada, en el sitio Web de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) y en un registro de ensayos clínicos mantenido por el fabricante del fármaco. Los criterios para la inclusión en el meta-análisis comprendían una duración del estudio de más de 24 semanas, el uso de un grupo de control aleatorizado que sin rosiglitazona y la disponibilidad de datos para el infarto de miocardio y muerte por causas cardiovasculares. De 116 estudios potencialmente relevantes, 42 ensayos satisfacían los criterios de inclusión. Los autores tabularon todos los casos de infarto de miocardio y de mortalidad por causas cardiovasculares.
Los datos se combinaron mediante un modelo de efectos fijos. En los 42 ensayos, la edad media de los pacientes fue de aproximadamente 56 años y la concentración de hemoglobina glicosilada basal media de aproximadamente un 8.2%. En el grupo de los pacientes tratados con rosiglitazona, en comparación con el grupo control, la razón de probabilidad para el infarto de miocardio fue de 1.43 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 1.03 a 1.98; P = 0.03) y la razón de probabilidad para la muerte por causas cardiovasculares de 1.64 (IC del 95%: 0.98 a 2.74, P = 0.06).
En conclusión, la rosiglitazona se asoció con un aumento significativo del riesgo de infarto de miocardio y con un incremento del riesgo de muerte por causas cardiovasculares al límite de la significación estadística. Este estudio tuvo sus limitaciones por la falta de acceso a las fuentes de datos originales, que hubieran permitido un análisis del tiempo transcurrido hasta cada acontecimiento. A pesar de estas limitaciones, los pacientes y los profesionales sanitarios deben tener en cuenta la posibilidad de que se produzcan graves efectos adversos cardiovasculares en relación con el uso de rosiglitazona.
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