Salud pública
Ácidos grasos trans incrementan incidencia de la depresión
La depresión afecta a alrededor de 151 millones de personas en todo el mundo. En 2004, la condición unipolar representó la tercera causa por discapacidad a nivel mundial y el principal motivo en los países de ingresos medios y altos. Existen grandes variaciones en su prevalencia en todos los países, sugiriendo disparidades en la distribución de los factores de riesgo determinantes de esta heterogeneidad. Entre los países las diferencias en los hábitos alimentarios podrían explicar estas alteraciones. La evidencia epidemiológica acumulada en los últimos años apoya una relación entre una mejor nutrición y mejor salud mental. Muchos mecanismos biológicos dan sustento a esta relación. Sorprendentemente, a pesar de la alta prevalencia de trastornos mentales, no se ha llevado a cabo la suficiente investigación longitudinal etiológica para evaluar la concordancia entre los trastornos de la nutrición y la depresión.
Almudena Sánchez-Villegas y colaboradores (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España) evaluaron la asociación entre la ingesta de ácidos grasos o la utilización de grasas culinarias y la incidencia de depresión en una población mediterránea. El estudio prospectivo consideró una cohorte (1999-2010) de 12.059 graduados universitarios españoles (edad media: 37,5 años) inicialmente libres de depresión. Al inicio de la investigación, se utilizó un cuestionario validado de frecuencia de consumo para estimar la ingesta de ácidos grasos (ácidos grasos saturados (AGS), ácidos grasos poliinsaturados (AGPI), ácidos grasos insaturados trans (AGT) y ácidos grasos monoinsaturados (AGMI) y grasas culinarias (aceite de oliva, aceites de semillas, mantequilla y margarina). Durante el seguimiento, los participantes fueron clasificados como casos si se informaba de un nuevo diagnóstico clínico de depresión por un médico y/o se iniciaba el uso de fármacos antidepresivos. Por último, se aplicaron modelos de regresión de Cox para calcular los riesgos (R) de depresión y los intervalos de confianza del 95% (IC) para los quintiles de consumo.
Durante el seguimiento (mediana: 6,1 años), se identificaron 657nuevos casos de depresión. Los riesgos multivariables ajustados (IC del 95%) para la incidencia de depresión entre los quintiles sucesivos de consumo de AGT fueron: 1 (referencia), 1,08 (0,82-1,43), 1,17 (0,88 hasta 1,53), 1,28 (0,97-1,68), 1,42 (1,09- 1,84), con una relación significativa dosis-respuesta (p para la tendencia = 0,003). Los resultados no cambiaron sustancialmente después de ajustar para potenciales factores de confusión respecto al estilo de vida o la dieta. Por otro lado, una relación dosis-respuesta inversa y significativa se obtuvo a partir de la ingesta de AGMI (p para la tendencia = 0,05) y AGPI (p para la tendencia = 0,03).
En conclusión, existe una relación perjudicial entre la ingesta de ácidos grasos trans y el riesgo de depresión, mientras que se determinó una asociación inversa entre los ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos poliinsaturados y el aceite de oliva. Estos hallazgos sugieren que las enfermedades cardiovasculares y la depresión pueden compartir algunos determinantes nutricionales comunes relacionados con la ingesta de grasas.
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