Gastroenterología
Disfunción cognitiva, ansiedad y depresión agravan el SII
El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno funcional gastrointestinal, que se caracteriza por malestar o dolor abdominal, distensión abdominal y alteración del hábito intestinal. La prevalencia en la población europea es del 6% al 12%, y al menos el 20% de la población se ve afectada en algún momento de la vida. Los pacientes experimentan un deterioro significativo en la calidad de vida (QoL), generando una carga importante sobre el cuidado de la salud y los costos. El tratamiento está generalmente dirigido contra los síntomas, ya que la fisiopatología del SII es aún poco conocida. Estudios recientes proporcionan evidencia etiológica de factores genéticos y ambientales tales como la inflamación crónica y la microbiota intestinal alterada. Además, la condición se asocia con factores psicosociales. El estrés agudo y crónico, trauma en la niñez e historia de abuso, afectan significativamente la severidad de los síntomas, el comportamiento de la enfermedad y la calidad de vida.
Gastroenterólogos de la Universidad de Maastricht, en Holanda, investigaron la presencia de la disfunción cognitiva, ansiedad y la sintomatología depresiva en su impacto diario y en la calidad de vida en una gran cohorte con SII. Se incluyeron un total de 268 pacientes (criterios de Roma II, entre 18 y 65 años), quienes completaron una encuesta diaria para los síntomas durante 2 semanas. El SF-36 se utilizó para la calidad de vida, y las pruebas CSFBD y HADS, para analizar los factores psicológicos.
La ansiedad y trastornos depresivos estuvieron presentes en un 30% y 22% de los pacientes con SII, respectivamente. Los individuos con ansiedad y depresión presentaron significativamente mayores puntuaciones medias para los síntomas, para los problemas de calidad de vida, y valores más altos de CSFBD (P <0,01). La calidad de vida física y mental se vieron afectadas por la depresión (HADS-D) y las disfunciones cognitivas (P <0,01). Sólo la calidad de vida física, no la mental, se vio perjudicada por el tipo de referencia (hospital versus comunidad, p <0,01). Sólo la calidad de vida mental se vio afectada por la ansiedad (HAD-A) (P <0,01).
En conclusión, en esta cohorte de pacientes con síndrome del intestino irritable, la disfunción cognitiva influyó de forma independiente en la calidad de vida física y mental, y en la gravedad de los síntomas. La presencia de ansiedad y depresión aumentó la sintomatología, perjudicando la calidad de vida y las puntuaciones CSFBD. Los resultados apuntan hacia un importante papel de factores psicológicos sobre la calidad vida y los síntomas en pacientes con SII.
