Nutrición
El azúcar altera negativamente las concentraciones lipídicas
Los carbohidratos en la dieta han sido asociados con dislipidemia, un perfil lipídico que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. Los azúcares añadidos (edulcorantes calóricos utilizados como ingredientes en los alimentos procesados o preparados) son un componente cada vez mayor y potencialmente modificable en la dieta de las personas. Lamentablemente, no existen estudios conocidos que hayan examinado la asociación entre el consumo de azúcares añadidos y la concentración de lípidos en la sangre.
Jean A. Welsh y colegas (Universidad de Emory, Atlanta, Estados Unidos), evaluaron la asociación entre la ingesta de azúcar y los niveles de lípidos en sangre entre adultos norteamericanos (n = 6113). Los encuestados fueron agrupados según la ingesta de azúcares agregados, utilizando límites especificados en las recomendaciones dietéticas (<5% [grupo de referencia], 5% -<10%, 10% -<17,5%, 17,5% -<25% y ≥ 25% del total de calorías). Se utilizó una regresión lineal para estimar los niveles promedio de lípidos y una regresión logística para los riesgos de dislipidemia. Además, también se evaluó la interacción entre los azúcares añadidos y el género de las personas.
Un promedio de 15,8% de las calorías consumidas correspondió a azúcares agregados. Entre los participantes que consumían menos de 5%, de 5% a 17,5%, de 17,5% a 25% y más del 25% del total de energía proveniente de este tipo de azúcares, los niveles medios de HDL-C eran, respectivamente, 58,7, 57,5, 53,7, 51,0 y 47,7 mg/dL (P < 0.001 para la tendencia lineal); los niveles promedio de triglicéridos fueron 105, 102, 111, 113, y 114 mg/dL (P < 0.001); y los niveles de LDL-C por sexo fueron 116, 115, 118, 121, y 123 mg/dL en las mujeres (P = 0.047). No hubo una tendencia significativa del LDL-C para los hombres. Entre los más consumidores (≥ 10% azúcares añadidos) el riesgo de tener menores concentraciones de HDL-C fue de 50% a 300% más en comparación con el grupo de referencia (< 5% azúcares añadidos).
En conclusión, en este estudio se observó una correlación estadísticamente significativa entre los niveles de azúcares agregados en los alimentos y los lípidos en sangre.
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