Estudio IMPACT
El insomnio afecta la recurrencia de la depresión mayor
La depresión y el insomnio son importantes cuestiones de salud pública, con hasta un 42% de los adultos mayores con problemas relacionados con el sueño. Recientes revisiones y estudios epidemiológicos realizados exclusivamente en grupos de ancianos (n = 43.070), han informado que la prevalencia de la depresión es aproximadamente del 9% y del insomnio un 17%. Los estudios longitudinales que han evaluado la depresión y los trastornos del sueño en los mayores, señalan haber encontrado que el insomnio confiere un mayor riesgo para la alteración afectivo-conductual. Como es de esperar, no es el único elemento de riesgo importante. Un meta-análisis realizado en adultos mayores encontró que el duelo, con un riesgo (R) de 3.3, es el mayor factor de peligro para la depresión y que los trastornos del sueño se ubicaban en segundo lugar (R 2.6). Sin embargo, el insomnio ha sido históricamente considerado como un síntoma, en lugar de un trastorno. Cuando se alterna con enfermedades psiquiátricas, se le ha señalado una consecuencia natural de la desregulación del ánimo. Entonces, como es un síntoma, el insomnio es visto como un fenómeno secundario, que debería resolverse con la remisión o recuperación de la enfermedad.
El presente análisis longitudinal, realizado por psiquiatras de las Universidades de Rochester y Washington-Seattle, en Estados Unidos, examinó la relación del insomnio con la depresión en el contexto de un estudio de intervención en sujetos ancianos (más de 60 años). Los datos fueron extraídos del Proyecto IMPACT, que había reclutado 1801 pacientes de edad avanzada con trastorno depresivo mayor y / o distimia. Los sujetos fueron asignados a un grupo según el estado del insomnio: persistente, intermedio y sin insomnio. Se realizaron regresiones logísticas con el objeto de determinar si su persistencia se asociaría prospectivamente con un mayor riesgo de depresión y / o lograr al menos un 50% de mejoría clínica a los 6 y 12 meses en comparación con el grupo de referencia sin insomnio. El grupo intermedio fue comparado con los otros 2 grupos para determinar si existía una relación dosis-respuesta entre el tipo de insomnio y una posterior depresión.
En general, los pacientes con insomnio persistente presentaron 1.8 a 3.5 veces más posibilidades de mantener la depresión, en comparación con los individuos sin insomnio. Los resultados fueron más significativos en aquellas personas que recibieron la atención habitual para la condición en comparación a los que recibieron una mejor atención. Los resultados obtenidos también fueron más contundentes en los sujetos que sufrían de un trastorno depresivo mayor en contraste con aquellos con solo distimia.
En conclusión, estos resultados sugieren que, además de ser un factor de riesgo para un evento depresivo, el insomnio persistente puede perpetuar la enfermedad en algunos pacientes de edad avanzada y especialmente en aquellos que han recibido el manejo estándar en la atención primaria. Un mejor cuidado de la depresión puede mitigar parcialmente los efectos del insomnio sobre la enfermedad psiquiátrica.
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