Epidemiología
Las personas que viven cerca de los aeropuertos son más hipertensas
Los estudios experimentales indican que el ruido tiene la capacidad de desencadenar una respuesta de estrés fisiológico al activar el sistema nervioso simpático y causar la excitación del sistema neuroendocrino. La liberación de hormonas relacionadas con el estrés genera diversos resultados hemodinámicos agudos y efectos metabólicos, como la elevación de la presión sanguínea, agregación de trombocitos y liberación de ácidos grasos al torrente sanguíneo. Además, se ha sugerido que en el largo plazo la exposición a la contaminación acústica constante puede dar lugar a desregulaciones crónicas en el mecanismo del estrés y, por tanto, aumentar el riesgo de hipertensión.
La Unidad de Medicina Ambiental del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia, investigó la influencia del ruido de las aeronaves sobre la hipertensión. Una cohorte de 2754 hombres pertenecientes a 4 municipios cercanos al aeropuerto Arlanda de Estocolmo fue seguida entre 1992-1994 y 2002-2004. La exposición residencial al ruido de las aeronaves se evaluó por medio de sistemas de información geográfica entre los que vivían cerca del aeropuerto. Los casos de hipertensión fueron identificados por exámenes físicos, incluyendo mediciones de presión sanguínea, y cuestionarios en los que los sujetos informaban de un diagnóstico o tratamiento de la hipertensión y de factores de riesgo cardiovascular. El análisis se limitó a 2027 personas que habían completado el seguimiento, no habían sido tratados para la condición y tenían una presión arterial por debajo de 140/90 mm Hg al ingreso.
En los individuos expuestos a niveles superiores de 50 dB, el riesgo relativo ajustado para la hipertensión fue de 1.19 (IC del 95% = 1.03-1.37). Niveles máximos de contaminación acústica presentaron resultados similares, con un riesgo relativo de 1.20 (1.03-1.40) para las personas expuestas por encima de los 70 dB. Se observaron asociaciones más fuertes entre los sujetos de mayor edad, los que tenían tolerancia normal a la glucosa, eran no fumadores y no se veían perjudicados por el ruido de otras fuentes.
En conclusión, estos hallazgos sugieren que a largo plazo la exposición al ruido de las aeronaves puede aumentar el riesgo de hipertensión.
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