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Encefalopatía hipóxico-isquémica según Sarnat y Sarnat

Grado I Leve

Grado II Moderada Grado III Severa

Nivel conciencia

Irritable

Somnoliento

Estupor/Coma

Tono muscular

Normal

Hipotonía leve

Flaccidez

ROT

Aumentados

Disminuidos

Ausentes

Moro

Exagerado

Débil

Ausente

Succión

Débil

Débil o Ausente

Ausente

Pupilas

Midriáticas

Miosis

Intermedias

Frecuencia cardíaca

Taquicardia

Bradicardia

Variable

Convulsiones

Ausentes

Frecuentes

Raras

EEG

Normal

Anormal

Anormal

Además, de la evaluación clínica, se debe apoyar el diagnóstico con estudio electroencefa-

lográfico. Actualmente, la monitorización con un electroencefalograma de amplitud integrada

(aEEG), permite el seguimiento continuo de la función cerebral y la presencia de convulsiones

subclínicas, pero siempre debe realizarse un EEG estándar.

En relación a neuroimágenes la ecografía cerebral con doppler, es un buen examen de primera

línea considerando que es no invasivo y se puede hacer al lado de la cama del paciente. Puede

detectar calcificaciones, quistes, atrofia, hemorragia, con buena sensibilidad. Sin embargo, no

permite la detección precoz del daño hipóxico-isquémico.

El “

gold standard

” para evaluar EHI es la Resonancia Magnética (RM) de cerebro con difusión,

con una detección de alteraciones desde las 72 horas con buena correlación con el pronóstico a

largo plazo. En caso de no contar con RM, se puede realizar una tomografía computarizada (TC)

aunque su rendimiento es mucho menor al de la RM y con los riesgos a largo plazo de la radiación.

El uso de espectroscopia de luz cercana al infrarrojo (NIRS) permite la monitorización continua

de la perfusión cerebral, renal, mesentérica y periférica y cada vez existe más evidencia de su

utilidad en la práctica clínica.

Compromiso multisistémico

Cardiovascular

Puede manifestarse como hipotensión secundaria a hipovolemia, disfunción miocárdica secun-

daria a la isquemia. Es importante realizar una radiografía de tórax en búsqueda de cardiomegalia,

ecocardiograma para objetivar la función miocárdica y medir la presión de arteria pulmonar y un

ECG. Además, el uso de marcadores como CK MB y Troponina I permiten evaluar el grado de

repercusión.

Respiratorio

Se puede manifestar como disminución del esfuerzo respiratorio secundario al daño del SNC,

como alteración parenquimatosa secundaria al origen de la asfixia (neumonía severa, síndrome

aspirativo meconial) o como hipertensión pulmonar persistente, secundaria a hipoxia. Se requiere

radiografía de tórax y gases arteriales seriados para el manejo ventilatorio óptimo.

Renal

Se presenta como falla renal prerrenal inicialmente y posteriormente como necrosis tubular

aguda. También se puede presentar como un síndrome de secreción inapropiada de hormona

antidiurética (SSIHAD) secundario al daño del SNC. Se debe hacer seguimiento de diuresis horaria,

electrolitos plasmáticos, creatinina (inicialmente refleja mezcla RN-Madre) y nitrógeno ureico. El

uso de FeNa y FeNU permiten orientar las características del daño renal. El sedimento urinario

puede mostrar hematuria, cilindruria y leucocituria.