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Me han pedido que traiga desde la memoria

lo que ha ocurrido con el

Policlínico de

Sub-Especialidades Pediátricas

en estos años.

Para mí es un privilegio poder recordar tantas

cosas y a tantas personas, pero como la memoria

es frágil y los años no han pasado en vano

pido disculpas por todo lo involuntariamente

omitido y todos aquellos a quienes sin querer

pueda haber dejado en el injusto olvido.

Hace más o menos

50

años, antes de los años

60

,

en nuestro antiguo Hospital Arriarán ya existían

varias especialidades pediátricas. Se habían ido

desarrollando con el esfuerzo de aquellos que

tuvieron la valentía de iniciarlas, hacerlas crecer

y estimular a otros a seguir sus pasos. Tal era el

caso de Neurología y Endocrinología Infantil.

Por allá por

1974

y en adelante quienes

iniciábamos nuestra formación como pediatras,

tuvimos la suerte de conocer a tantos pioneros

en su especialidad que, con justicia debemos

calificarlos como maestros; no sólo por su

calidad técnica y docente sino también por su

visión de futuro y sus condiciones humanas.

La construcción de lo que sería el nuevo

Hospital marchaba, a veces muy lentamente,

otras veces más rápido de lo que hubiéramos

querido. Sin embargo veíamos con preocupación

que la anhelada Torre Pediátrica sería sólo

una ilusión.

Los Policlínicos de Especialidades, funcionaban

en un módulo de construcción ligera, donde hoy

está la Unidad de Mantención y Servicios de

Electricidad, Pintura, Gasfitería y Carpintería,

muy distinto a la sólida estructura de nuestro

viejo hospital.

Allá atendía pacientes respiratorios el Dr. Rodolfo

Burdach Weil, quien se desplazaba con su paso

calmo desde su Unidad de Respiratorio ubicada

donde hoy está la Fundación Arriarán hacia

este módulo, Don Rodolfo gran semiólogo,

bondadoso, sabio y exigente; lo acompañaba la

figura espigada del Dr. Andrés Varas Alfonso

¿Quién podría olvidar su característica forma

de invitar a poner los ojos en una radiografía?

“Su atención por favor...” y seguía una notable

descripción de las imágenes que teníamos al

frente; Carmen Barros también integraba el

equipo de Don Rodolfo, de ojos muy claros

y pocas palabras (por lo menos eso parecía).

Se sumergía en los mastocitos y las crisis

respiratorias obstructivas. Estaba también

Cristina Pino Ortega, una morena entretenida

y batalladora. Después de algún tiempo se

agregó una elegante rubia que llegaba de

EEUU, se llamaba Lina; completaba este grupo

un ex becado de pediatría Eralio Cortés del

Fierro al que no podíamos contrariar porque

podían venir sus crisis hipertensivas.

En Gastroenterología estaba el Dr. Fernando

Donoso Medina, un caballero con voz de

barítono, gentil, siempre dispuesto a explicar

los misterios del intestino o de la cirrosis, la

Dra. Morelia Vallejos Pizarro, con su porte de

POLICLÍNICO DE SUBESPECIALIDADES PEDIÁTRICAS

¿Cómo llegamos a dónde estamos hoy?

Dra. Carmen Alvarado González (Santiago, Enero

2000

)