

subterráneo y éramos vecinos de Neurología
Infantil. Es imposible olvidar el primer día:
los pacientes y nosotros perdidos, la auxiliar
trataba de abrir las puertas del box, tarea que
ese día fue imposible por lo que sólo pudimos
hacer recetas sobre la espalda de los pocos
pacientes que lograron encontrarnos. Más de
una vez se apagó la luz y como no había luz
natural en nuestro subterráneo conseguíamos
velas para lograr ver la columna de mercurio del
esfingomanómetro y anotar en la ficha.
Algunos días, cuando llegábamos, teníamos que
abrirnos paso en el pasillo que era sala de espera
de Neurología y que había que atravesar para
llegar a nuestro Poli, había una multitud de
madres y pacientes convocados por el
Dr. Villarroel quién encaramado en una banca
hacía sus charlas educativas sobre epilepsia y
otros tópicos a voz en cuello. Nunca me quedó
claro si en medio de todo ese bullicio alguien
lograba escucharlo aunque todos parecían
muy atentos.
En otros pisos se ubicaron las otras
especialidades, creo que sólo Endocrinología
pudo permanecer en el Hospital.
A esas alturas el Servicio de Pediatría ya
estaba instalado en la mitad del octavo piso
del Hospital nuevo. De la Torre Pediátrica de la
que tanto escuchamos hablar, ni señas.
Transcurrieron varios años en esas condiciones
hasta que la Posta Infantil se trasladó a su
nuevo recinto en el zócalo del Hospital y
dejó libre sus antiguas instalaciones.
Intentamos volver al Hospital a ese espacio
siguiendo los pasos del Dr. Fernando Novoa
Sotta que en un acto heroico y casi de fuerza
se trasladó a ese lugar con su Poli de Neuro;
como todavía quedaba espacio porfiamos hasta
que bien iniciado los noventa logramos la
autorización para el traslado.
En lo que había sido la sala de hospitalización
de la Posta (más o menos
35
a
40
mts.
cuadrados) se instalaron paneles y se hicieron
con estas divisiones
4
a
5
boxes de atención
(al más puro estilo COPEVA se escuchaba todo
de todas partes) y un hall de distribución donde
se instalaron las auxiliares, algunos ficheros y
estantería para radiografías, allí se instaló el
Poli de Nefrología y Gastroenterología y luego
se sumaron Nutrición, Reumatología, Inmunología
e Infectología recientemente incorporados a la
atención ambulatoria.
¿Cómo logramos coordinarnos para que nueve o
diez médicos pudiéramos atender varias veces
en la semana en ese espacio? (sala de espera
incluida), es difícil de explicar, incluso Eduardo
Chávez se las arregló para instalar el Pabellón
donde inició las Endoscopías digestivas altas,
allí mismo.
La falta de mantención del lugar, el hacinamiento
jugaron en contra, pero seguimos estoicamente
funcionando y buscando otros espacios para
quienes aún estaban en el Consultorio N
º
1
.
Broncopulmonar llegó un tiempo después a
instalarse en el
2
º
piso de una de las antiguas
construcciones del Arriarán, el edificio conocido
como Petronila Salamanca (ahora funciona allí el
médico del personal). Se acomodó mejor,
pintando y arreglando las instalaciones y
ubicando en un lugar destacado el antiguo
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