

3
Diciembre
2010.
Volumen
9
-
N
°
43
Desde su iniciación hasta casi fines del siglo
XVIII el Hospital San Juan de Dios fue mixto;
en él se hospitalizaban hombres y mujeres.
Esta situación jamás satisfizo a los buenos
habitantes de Santiago que veían escandalizados
que la curación de las mujeres quedase
entregada a los hermanos de San Juan de
Dios. Y fue esta circunstancia la que en forma
especial indujo al Gobernador Don Antonio
Guill y Gonzaga a discurrir los medios para
instalar un “hospital especial de mujeres”.
La carta del
6
de abril de
1767
, decía al Rey
que “sería conveniente separar el Hospital de
mujeres del de hombres por las contingencias a
que están expuestas en el actual de San Juan de
Dios, así por la proximidad de las salas en que
residen ambos sexos con sólo el resguardo de
una débil puerta que les divide, como por la
precisa asistencia de los religiosos a la
curación y demás necesidades de las mujeres
con conocido riesgo y peligro de su estado”
y solicitaba se eligiera el hospital de mujeres
con cabida de
50
camas en la Casa de Huérfanos
que pocos años antes había fundado el Marqués
de Montepío.
Argumentos de todo orden hizo valer ante
el Rey, poniendo de relieve las condiciones
muy favorables en que podrían establecerse
los servicios de hombres una vez salidas las
mujeres: “resultarán - decía Guill y Gonzaga -
conocidas ventajas a los pobres enfermos del
de San Juan de Dios, por las comodidades
que experimentarán en las cinco salas que se
hayan concluidas y colocadas las ciento cuatro
camas con separación de las enfermedades
contagiosas, como así mismo a los religiosos
por poder sufragar con el ingreso del noveno
y medio, el de las limosnas, réditos de
censos, capellanías y producto de la hacienda
que poseen el gasto que ocasionarán los
ciento cuatro enfermos y la comunidad sin
necesidad de construir nuevas salas”.
Para financiar el gasto que ocasionarían las
indispensables reparaciones en la Casa de
Huérfanos y el traslado de las enfermas,
informaba el Gobernador al Rey que había
ordenado suspender el pago de
1.500
pesos
a los hermanos de San Juan de Dios que el
Soberano, por real cédula del
8
de agosto
de
1764
, les había otorgado por tres años
a fin de construir nuevas salas que permitiesen
aumentar la dotación del Hospital San Juan de
Dios de
104
a
150
camas, suma que podría
agregarse a la Casa de Huérfanos que, por otra
parte contaba con
1.000
pesos del real erario,
además de aquella otra que fuese de su real
agrado señalarle.
El rey estimó necesaria la medida de la
separación de hombres y mujeres, pero no
coincidió con el Gobernador en apreciar los
gastos de financiamiento. Pero como en esa
misma época el Cabildo hubiese efectuado una
presentación al Rey por intermedio del Conde
de Aranda para que se destinase el Colegio del
noviciado de San Francisco de Borja, propiedad
que fue de los jesuitas, ubicado en la Cañada
entre las actuales calles de Castro y Dieciocho,
.
EDITORIAL
.
EL HOSPITAL SAN FRANCISCO DE BORJA