

8
palabras y de mis consejos”...
Gracias, doctor
por creer en mí, espero no haberlo defraudado
en mí accionar, he velado por la comunidad
hospitalaria, de acuerdo a los recursos disponibles
y la capacidad y apoyo del entorno.
A través del tiempo, la sociedad y el sistema
de vida ha cambiado, la velocidad de avance
de las ciencias y la tecnología ha dado origen a
nuevas generaciones, que deben trabajar muchas
veces en ambientes impersonales, individualistas,
altamente competitivos. La crisis de valores, el
exitismo, el consumismo de hoy puede arrastrarlos
inconcientemente. Ojalá pudiéramos rescatar
lo bueno del pasado y construir sobre ello.
Un profesor decía que el hombre destruiría
al hombre, felizmente esto ha sido parcial,
aún existen personas con ética y valores
espirituales, que disfrutan de las cosas simples
de la vida, la verdadera riqueza del alma que se
refleja en nuestro quehacer diario.
Especial mención al Dr. Francisco Barrera Quezada,
persona rica en sentimientos, humano, excelente
médico, colaborador incansable de la medicina
y de sus pacientes, comprensivo y empático,
sencillo, humilde pero firme en sus decisiones
y en la defensa de sus ideas y principios. Con
él tuve la oportunidad de trabajar en diversos
proyectos de investigación, integrando además
el equipo mi amiga la Enfermera Sonia Escobar
M., una de las grandes profesionales destacadas
en la bella época del Hospital Arriarán, y la
Dra. M. Jesús Rebollo G., de generación joven, de
quienes tendría que hacer un capítulo aparte.
Del Dr. Barrera, aprendí que para estar bien
con las personas algo difíciles, lo mejor era
permanecer a doscientos metros de distancia, me
lo dijo una vez en un impasse que él presenció.
Hasta el día de hoy lo aplico; él reforzó mi
interés por la lectura, me prestaba libros, porque
antes, más que ahora se me perdía el dinero,
simbólicamente, como a muchos.
Como con muchos otros, siempre ha estado
presente en mis debilidades de salud y momentos
de profunda tristeza, en estos momentos me
embarga una gran pena, lloro, corren mis lágrimas,
las que no puedo controlar, créame, es verdad,
usted ha sabido interpretar mis sentimientos, en
la partida de mi madre a la eternidad, me dijo:
“Gladys, te conozco, cuídate, estás fingiendo.
Así era y así es”.
Dr. Barrera mi gratitud por la oportunidad que
me dio de participar en esta evocación, que ha
sido de gran relevancia para mí y un deseo que
quería realizar y que se me ha cumplido.
Gracias a todos, a los que también he omitido,
mis disculpas, sólo me resta decirles que la
vida es bella, en todos los planos de nuestra
existencia, sólo depende de nosotros, no culpen
al destino ni a nadie. Aunque es difícil pero
no imposible, la mejoría continua de nuestras
acciones nos hace personas dignas en el presente
y nos permite elevar nuestro espíritu.
Mi visión de los tiempos actuales dista mucho
del pasado, estamos frente a una sociedad
enferma por la vida acelerada, el stress, por
alcanzar en corto plazo, lo que a nuestros
padres y abuelos les costó toda una vida, la
economía de mercado y el consumismo han
confundido sus principios y valores.
Desde
1991
, año en que se creó el Departamento