Previous Page  5 / 20 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 5 / 20 Next Page
Page Background

5

Abril

2014.

Volumen

13

-

N

°

56

la Central de Alimentación por un período de un

año. Cuando teníamos que salir a Consultorios

por 6 meses, una compañera cubría los Servicios

de la persona ausente.

Las Nutricionistas y las Auxiliares de Alimentación

éramos una familia feliz, celebrábamos el

29

de Julio el Día del Auxiliar de Alimentación, el

Director de turno autorizaba el ágape y asistía a

lo que organizábamos las Nutricionistas. Nosotros

preparábamos todo y servíamos a nuestro

personal en agradecimiento y por el afecto que

sentíamos por nuestras fieles colaboradoras.

El Hospital Manuel Arriarán era una

“Gran

Familia”,

celebrábamos en conjunto el Día del

Hospital. Que hermosos recuerdos de esos bellos

jardines y la alegría de las labores y asados

compartidos, una alegría respetuosa y sana; la

Navidad, celebración de los hijos del personal y

de los pacientes y porque no recordar también la

Primera Comunión de los pacientes de Segunda

Infancia, organizado por la Enfermera del Servicio,

el sacerdote del Hospital y la Nutricionista que

coordinaba el desayuno especial para los niños,

familiares de ellos y personal del Servicio. En

una ocasión, recibí una grata sorpresa por parte

de los padres de los pacientes: un maravilloso

canastillo de camelias rosadas en gratitud por

lo que hacíamos por sus hijos y por nuestra

entrega personal profunda, comprometida.

En la época del Hospital Arriarán, las Nutricionistas

éramos muy trabajólicas, dispuestas siempre a

cooperar en lo que se nos solicitara. En relación

con la alimentación y la nutrición, realizamos

muchas actividades educativas con la comunidad,

desarrollamos temas que impartíamos a los

Profesores de las escuelas del sector, coordinadas

por la Educadora Sanitaria Srta. Delia Báez, quien

dictaba temas de relaciones humanas a nuestro

grupo.

En ese entonces, como pueden observar, no

había Nutricionistas en los Consultorios, y

puedo contarles, con mucha satisfacción, lo que

hicimos voluntariamente varios veranos. En las

tardes asistíamos a los Consultorios del área,

a dar atención a las madres y orientarlas en la

importancia de la higiene y manipulación de

alimentos; la programación y preparación de una

alimentación equilibrada; saber qué comprar y

cómo; saber dónde comprar para utilizar mejor

su presupuesto familiar. En la época del Programa

de las diarreas y la desnutrición, la organización

del equipo provenía de los Pediatras, quienes nos

trasladaban a los lugares donde ellos atendían

a sus pacientes. A la vuelta,

los dirigentes

vecinales

nos

acompañaban

hasta

que

tomábamos locomoción.

Eran personas gentiles,

amables, cariñosas que velaban por nuestra

integridad por el apoyo que recibían, éramos

también muy jóvenes. Además los visitábamos

en sus domicilios para comprobar si practicaban

nuestras enseñanzas, en lo relativo a la limpieza

y aseo del hogar para evitar enfermar.

Así, gracias a nuestro esfuerzo reconocido,

obtuvimos a nivel del MINSAL, el primer cargo

de Nutricionista en Salud Pública, el que fue

destinado al Consultorio Los Nogales, y de

común acuerdo, las tres más fanáticas JR - RV

- GR decidimos dejarlo a la más apasionada

Rosario Vila, “Charito” para las amigas.

El trabajo en clínica, al lado del paciente, era en

equipo, en una comunicación fluida, coordinada,

precisa, resolutiva de comprensión y ayuda en los