Neurología
Microbioma alterado: factor de riesgo para el párkinson
A sugerencia de los investigadores, algunas afecciones neurológicas que han sido clásicamente estudiadas a nivel cerebral podrían tener su origen en el intestino.
La microbiota intestinal influye en el desarrollo neurológico, modula el comportamiento y contribuye a los trastornos cerebrales. Sin embargo, el vínculo funcional entre bacterias intestinales y patologías neurodegenerativas aún no ha sido explorado. Las sinucleinopatías se caracterizan por la agregación de la proteína a-sinucleína (αSyn), que a menudo resulta en una disfunción motora como la enfermedad de Parkinson (EP).
Timothy R. Sampson y colaboradores de universidades de Suecia y Estados Unidos, reportaron que la microbiota intestinal de ratones que sobreexpresan αSyn es requerida para el desarrollo de déficit motor, activación de microglia y patología de αSyn. Los resultados evidenciaron que el tratamiento antibiótico aminora, mientras que la recolonización bacteriana promueve la fisiopatología en animales adultos, lo que sugiere que la señalización postnatal entre el intestino y el cerebro modula la enfermedad. De hecho, la administración oral de metabolitos microbianos específicos a ratones libres de gérmenes promueve la neuroinflamación y los síntomas motores. Sorprendentemente, la colonización de ratones que sobreexpresan αSyn con una microbiota de pacientes afectados por la EP potencia los deterioros físicos en comparación con los trasplantes provenientes de donantes sanos.
En conclusión, estos hallazgos revelan que las bacterias intestinales regulan los trastornos del movimiento en ratones y sugieren que las alteraciones en el microbioma humano representan un factor de riesgo para la enfermedad de Parkinson.
