Mascaras laríngeas no presentan ventajas en reanimación neonatal
El estudio NeoSupra indica que la ventilación con presión positiva mediante mascarillas laríngeas no es superior en términos de efectividad y seguridad al método habitual con máscaras faciales.
Aproximadamente 7 millones de recién nacidos en el mundo necesitan resucitación al nacer, siendo la asfixia de nacimiento la tercera causa de muerte en este grupo, lo cual representa aproximadamente 700.000 muertes al año. La aplicación a gran escala de intervenciones ha mejorado los resultados perinatales, pero el “Objetivo de Desarrollo Sostenible 3” de las Naciones Unidas hace hincapié en la necesidad de acelerar la reducción de mortalidad por debajo de 12/1000 nacidos vivos para 2030, siendo los resultados de reanimación cruciales para alcanzar este objetivo.
La ventilación con presión positiva es el paso más importante en la reanimación neonatal, estimándose que podría reducir la mortalidad intraparto en un 40%. Se inicia generalmente con una máscara facial, seguida de intubación endotraqueal en caso de fallo o la necesidad de apoyo ventilatorio prolongado. Las directrices internacionales sugieren que el uso de la mascarilla laríngea en casos del fracaso de la ventilación con máscara facial o si la intubación no tiene éxito o no es factible. Estudios sugieren que la ventilación efectiva con presión positiva puede ser realizada de forma segura con mascarilla laríngea en la mayoría de los recién nacidos y así reducir la necesidad de intubación. Sin embargo, su efectividad y seguridad en comparación con máscaras faciales es desconocida.
El ensayo Vía Aérea Supraglótica Neonatal (NeoSupra), desarrollado en el Centro de Salud Internacional de la Universidad de Bergen de Noruega, se propuso determinar la hipótesis que la vía aérea supraglótica es superior a la máscara facial con respecto a la mortalidad y morbilidad entre recién nacidos con asfixia cuando se utiliza como un dispositivo primario para la reanimación neonatal en países de bajos ingresos.
Para el ensayo se asignaron al azar recién nacidos que necesitaban ventilación con presión positiva para ser tratados por una matrona mediante mascarilla laríngea o máscara facial. Todos tuvieron una edad gestacional de al menos 34 semanas o un peso al nacer mínimo de 2000 g, o ambos.
La muerte dentro de los 7 días ocurrió en el 21,7% de los recién nacidos con mascarilla laríngea y en el 18,4% con máscara facial, y el ingreso en la UCIN con encefalopatía hipóxica-isquémica de moderada a grave en el día 1 a 5 durante la hospitalización se produjo en un 11,2% y un 10,1%, respectivamente.
Estos resultados permitieron a los autores concluir que, en los recién nacidos con asfixia, la mascarilla laríngea es segura en manos de las matronas, pero no supera a la ventilación con máscara facial respecto a muerte neonatal temprana y encefalopatía hipóxica-isquémica de moderada a grave.
