Hipertensos pueden beneficiarse de los metabolitos del microbioma intestinal
La presión arterial sistólica a las 24 horas desciende 6,1 mmHg.
Cuatro de cada cinco pacientes hipertensos tienen la presión descontrolada a pesar del tratamiento clínico y del estilo de vida, lo que sugiere la necesidad de nuevos enfoques.
En la última década, la investigación experimental ha demostrado que la microbiota intestinal y las sustancias que produce regulan la presión arterial.
La fibra alimentaria, especialmente la fermentable, es digerida por microorganismos intestinales comensales en el intestino grueso, lo que modula la microbiota y libera sustancias denominadas ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el acetato y el butirato.
Los AGCC regulan la fisiología del huésped a través de vías bioactivas. En modelos animales, su administración disminuye la presión arterial.
Un ensayo clínico aleatorizado dirigido por Francine Marques de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash (Australia) demuestra que los AGCC también pueden reducir la presión arterial de los pacientes hipertensos.
Estudios anteriores descubrieron que el acetato y el butirato, dos AGCC microbianos, disminuían la presión arterial en ratones. Sin embargo, este método exigiría que los pacientes ingirieran AGCC las 24 horas del día, los 7 días de la semana, lo que lo hace inadecuado para los seres humanos.
Así, en el ensayo clínico, el equipo de investigación utilizó maíz con alto contenido en amilosa acetilado y butirilado (HAMSAB), una fibra fermentable que produce grandes cantidades de acetato y butirato.
Reclutaron a 20 hipertensos no tratados para un ensayo cruzado de fase II, doble ciego, controlado con placebo y aleatorizado de 3 semanas de duración con HAMSAB para reducir la presión arterial. Evaluaron la presión arterial en el domicilio y a las 24 horas, los AGCC plasmáticos, la microbiota fecal, el tránsito gastrointestinal, el pH y las citocinas.
En los hipertensos bajo HAMSAB, la presión arterial sistólica a las 24 horas descendió 6,1 mmHg. Esto equivale a un fármaco hipotensor y tiene importantes implicaciones clínicas, aseguraron.
Otros análisis mostraron que los niveles plasmáticos de acetato y butirato eran considerablemente más altos tras la intervención de tres semanas con HAMSAB que en el brazo placebo. También se vio alterada la composición microbiana intestinal, favoreciendo las bacterias productoras de acetato y butirato, como las especies de Ruminococcus.
Los investigadores sostuvieron que HAMSAB reduce la presión arterial, ensayos multicéntricos con muestras más grandes y un seguimiento más prolongado podrían proporcionar resultados más concluyentes.
