Hiperinsulinemia infantil genera futuros problemas de salud mental
La evidencia está demostrando que el vínculo entre las enfermedades físicas y mentales es más estrecho de lo que se pensaba.
Los trastornos cardiometabólicos suelen ocurrir concomitantemente con la psicosis y depresión, lo que contribuye a altas tasas de mortalidad, y suelen ser detectables desde el inicio de los trastornos psiquiátricos. Sin embargo, no está claro si las tendencias longitudinales en los rasgos metabólicos y cardiacos desde la infancia podrían estar vinculadas con procesos psicóticos y depresivos en los adultos.
Para examinar si los niveles de insulina en ayunas (FI) y el índice de masa corporal (IMC) desde la primera infancia se asocian longitudinalmente con la psicosis y la depresión en adultos jóvenes, investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) realizaron un estudio prospectivo, entre el 15 de julio de 2019 y el 24 de marzo de 2020, que incluyó una cohorte con 14.975 individuos de 1 a 24 años. Los niveles de insulina en ayunas se midieron a los 9, 15, 18 y 24 años, y el IMC a los 1, 2, 3, 4, 7, 9, 10, 11, 12, 15, 18 y 24 años.
A partir de la disponibilidad de datos de 5.790 participantes (3132 [54,1%] mujeres) para los niveles de FI y de 10.463 participantes (5336 [51,0%] mujeres) para el IMC, se observaron 3 trayectorias distintas de FI y 5 trayectorias distintas para el IMC, las cuales se diferenciaban a mediados de la niñez. El transcurso de un FI persistentemente alto se relacionó con un estado mental de psicosis (razón de probabilidades ajustada [ORa], 5,01; IC del 95%, 1,76-13,19) y con trastorno psicótico (ORa, 3,22; IC del 95%, 1,11-9,90) pero no con la depresión (ORa, 1,38; IC del 95%, 0,75-2,54). Un aumento importante del IMC al inicio de la pubertad se pudo ligar a la depresión (ORa, 4,46; IC del 95%, 2,38-9,87) pero no a la psicosis (ORa, 1,98; IC del 95%, 0,56-7,79).
Finalmente, la comorbilidad cardiometabólica de la psicosis y la depresión puede tener orígenes en la vida temprana. La alteración de la sensibilidad a la insulina podría ser un factor de riesgo compartido de trastornos cardiometabólicos y psicosis. Un aumento importante del IMC al inicio de la pubertad podría ser un factor o indicador de riesgo de depresión en adultos. Estos marcadores podrán representar objetivos para la prevención y el tratamiento de los trastornos cardiometabólicos en personas psicóticas y depresivas.
