Hábitos diarios que ayudan al control de la hipertensión
El sueño adecuado y la actividad física se asocian con una presión arterial más baja. Incorporar solo 5 minutos de ejercicio al día podría reducir considerablemente los niveles de PA sistólica y diastólica.
Los beneficios del ejercicio estructurado en la reducción de la presión arterial (PA) están bien documentados. No obstante, se ha prestado menos atención a los efectos de las conductas de movimiento a lo largo del día en un entorno cotidiano.
Este estudio transversal, dirigido por la Dra. Joanna Blodgett de University College London en Reino Unido, investigó las asociaciones entre una composición de conductas a lo largo de 24 horas, que incluía seis componentes: dormir, comportamiento sedentario, estar de pie, caminar lento, caminar rápido y actividades combinadas similares al ejercicio (como correr y andar en bicicleta), y su impacto en la presión arterial sistólica (PAS) y diastólica (PAD).
Se recopilaron datos de acelerómetros colocados en el muslo y mediciones de PA de seis cohortes del consorcio Prospective Physical Activity, Sitting and Sleep (ProPASS), que incluían un total de 14.761 participantes, con una edad promedio de 54,2 años. Se evaluaron las reducciones en la PA a través de sustituciones conductuales, identificando beneficios clínicamente significativos: una disminución de 2 mmHg en la PAS y de 1 mmHg en la PAD, con cambios mínimos, como reasignar solo 5 minutos a la actividad física.
Durante 24 horas, las personas pasaron, en promedio, 7,13 horas durmiendo, 10,7 horas en actividades sedentarias, 3,2 horas de pie, 1,6 horas caminando despacio, 1,1 horas caminando rápido, y 16 minutos haciendo ejercicio. Se observó que dedicar más tiempo al ejercicio o a dormir se asoció con una PA más baja. Por ejemplo, agregar solo 5 minutos de ejercicio diario se vinculó con una reducción de 0,68 mmHg en la PAS y de 0,54 mmHg en la PAD (IC 95%). Se estimó que podrían lograrse mejoras clínicamente significativas en la PAS y la PAD reasignando 10 a 27 minutos de actividades inactivas para hacer ejercicio. Aunque el comportamiento sedentario tuvo un efecto negativo sobre la PA, estar de pie o caminar tuvo un impacto mínimo.
Los hallazgos del estudio subrayan la importancia del ejercicio en el control de la PA, sugiriendo que incluso pequeñas cantidades adicionales de actividad física en la vida diaria se relacionan con una PA más baja.
Fuente bibliográfica
Device-Measured 24-Hour Movement Behaviors and Blood Pressure: A 6-Part Compositional Individual Participant Data Analysis in the ProPASS Consortium
Blodgett JM, et al.
Circulation. 2025; 151:159–170
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