Epidemiología
Existe predisposición genética a la hemorragia posparto
Alrededor de dos quintas partes de la hemorragia obstétrica es atribuible a factores comunes en las familias, y el mayor porcentaje se debe a factores maternos (genes y el medio ambiente explicarían el 18% y 10% de la variación total, respectivamente)
La hemorragia posparto es una de las principales causas de mortalidad materna, tanto en el mundo en desarrollo como en el desarrollado. Frecuentemente, la condición se relaciona con atonía uterina, retención placentaria o laceraciones/trauma. Aunque se han identificado varios factores de riesgo importantes, incluyendo historia de hemorragia posparto o edad materna avanzada, los fibromas, los trastornos hipertensivos, obesidad, corioamnionitis, placenta previa, trabajo de parto prolongado y la macrosomía, muchos casos ocurren en ausencia de estos factores, y la patofisiopatología que subyace a esta complicación obstétrica sigue siendo en gran parte desconocida.
Anna Sara Oberg y co-investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard, Boston, Estados Unidos, investigaron el efecto familiar de la hemorragia posparto (1000 ml de pérdida estimada de sangre) en la población sueca, y cuantificaron la contribución relativa de los efectos genéticos y ambientales. Los dos primeros nacidos entre 1997-2009 contribuyeron a grupos que representaban parejas intactas (n = 366.350 nacimientos), amadres de parejas separadas (n = 53.292), padres de parejas separadas (n = 47.054), pares de hermanas (n = 97.228), pares de hermanos (n = 91.168) y pares de hermanos mixtos (n = 177 944). Las contribuciones relativas de los efectos genéticos y ambientales a la variación de la hemorragia se cuantificaron con modelos lineales generalizados mixtos.
La prevalencia general de la hemorragia postparto en la muestra fue del 4,6%. Entre los partos vaginales, el 18% (intervalo de confianza del 95%: 9% al 26%) se atribuyó a factores genéticos maternos, el 10% (1% a 19%) exclusivamente al medio ambiente materno y el 11% (0 % a 26%) a efectos genéticos fetales. El ajuste de los factores de riesgo conocidos explicó sólo parcialmente la estimación familiar, lo que sugiere que los efectos genéticos y ambientales observados operan en parte a través de vías independientes a los factores de riesgo conocidos. Se observaron patrones similares de agrupación familiar para los dos principales subtipos examinados (atonía y retención de placenta).
En conclusión, existe una predisposición genética materna para la hemorragia posparto, pero más de la mitad de la variación total de la responsabilidad es atribuible a factores que no se comparten en las familias.
