Ejercicio mejora calidad de vida tras un infarto
Además, reduce el riesgo de recurrencia de eventos adversos en una gran parte de la población vulnerable, como adultos mayores hospitalizados por infarto de miocardio.
Los beneficios de la actividad física regular están bien reconocidos en la prevención secundaria de las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, el uso del ejercicio como parte del tratamiento regular en la atención médica varía en gran medida.
El objetivo de este estudio realizado por Gianluca Campo y colaboradores de la Universidad de Ferrara (Italia) fue establecer los beneficios de una intervención temprana, adaptada y de bajo costo para el ejercicio en pacientes mayores hospitalizados por síndrome coronario agudo (SCA).
El estudio fue una evaluación multicéntrica y aleatorizada de una intervención de ejercicio en pacientes con SCA ≥70 años con rendimiento físico reducido (según la definición de la batería de rendimiento físico corto (SPPB), valor 4 - 9). La terapia incluyó cuatro sesiones supervisadas (1, 2, 3, 4 meses después del alta) y ejercicios en el hogar. El grupo control asistió únicamente a un programa de educación sanitaria. Los resultados fueron los efectos de 6 meses y 1 año en el rendimiento físico, las actividades diarias, ansiedad/depresión y la calidad de vida. Por último, se registró la ocurrencia de eventos adversos durante un año.
En total, 235 pacientes con SCA (edad mediana 76 (73 - 81) años) fueron asignados al azar un mes después del SCA. Los grupos de ejercicio y control estaban bien equilibrados. La intervención mejoró la fuerza de agarre y la velocidad de la marcha durante 6 meses y 1 año. Además, se asoció con una mejor calidad de vida y con una menor percepción de ansiedad y/o depresión (6 meses: 21% versus 42% de los controles, p=0,001; 1 año 32% contra 47% en controles, p=0,03). Finalmente, la ocurrencia de muerte y hospitalización por causas cardíacas fue menor en los tratados (7,5% versus 17%, p=0,04).
En suma, la propuesta de intervención temprana basada en el ejercicio físico, adaptada y de bajo costo mejora la movilidad, actividades diarias, calidad de vida y resultados en pacientes mayores con síndrome coronario agudo. Sin embargo, según los autores se necesitan estudios más amplios para confirmar el beneficio clínico.
