Geriatría
Insulinorresistencia e inflamación son precursores del síndrome de fragilidad
El síndrome de fragilidad en el paciente geriátrico se caracteriza por el deterioro de muchos sistemas fisiológicos. Predice una salud adversa independientemente de la edad avanza, de enfermedades crónicas y limitaciones funcionales, de tal modo que se ha sugerido ser una condición diferente. Además, se ha observado en estudios transversales, que la fragilidad está asociada a adiposidad, a alteraciones del metabolismo de los carbohidratos, hipertensión y elevados marcadores de inflamación y de coagulación. Todos estos resultados son característicos del síndrome metabólico (SMet).
Para probar si el SMet (y sus determinantes fisiológicos evaluados a través del modelo homeostático para evaluar la insulinorresistencia: IR-HOMA), el incremento de niveles de los factores de inflamación y de coagulación, y la mayor presión sanguínea están asociados a la incidencia del síndrome, investigadores norteamericanos estudiaron un subgrupo de 3.141 participantes provenientes de un estudio cardiovascular de salud, de 69 a 74 años, sin fragilidad y enfermedades que pudiesen haber aumentado los marcadores de inflamación. La principal medida de valoración fue la incidencia de fragilidad.
El síndrome metabólico no estuvo asociado significativamente a la presencia de fragilidad (cociente de riesgo, 1.16 (intervalo de confianza del 95% [IC], 0.85-1.57). Por otra parte, el IR-HOMA y los niveles de la proteína C-reactiva sí estuvieron asociados a fragilidad: por cada incremento de desviación estándar el cociente de riesgo para la fragilidad era de 1.15 (IC del 95%, 1.02-1.31) y 1.16 (IC del 95%, 1.02-1.32), respectivamente. Los niveles de los glóbulos blancos y del factor VIIIc presentaron una asociación límite. La mayor presión arterial sistólica no tuvo ninguna asociación. Tendencias similares fueron encontradas para la incidencia de pre-fragilidad, una condición que precede a la fragilidad.
Dos componentes fisiológicos del síndrome metabólico, el IR-HOMA y la inflamación se asociaron a la presencia de fragilidad. De acuerdo con estos resultados, la resistencia a la insulina puede ser considerada parte de un proceso mayor que conduce a la declinación generalizada.
