Cardiología
Procedimiento invasivo no es mejor que estrategia más conservadora en el SCA
Durante los últimos 10 años, se ha discutido constantemente sobre el mejor tratamiento para pacientes con síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST). Por ejemplo, un meta-análisis que comparó la estrategia invasiva rutinaria con un esquema más conservador en individuos con SCASEST demostró la superioridad del primer procedimiento en la reducción de acontecimientos cardiovasculares mayores como la angina severa y la rehospitalización. El riesgo asociado a una estrategia invasiva precoz se vio equilibrado por una reducción de los acontecimientos adversos durante el seguimiento. Por otra parte, el estudio ICTUS (siglas en inglés para “Invasive versus Conservative Treatment in Instable Coronary Síndromes”) no encontró ninguna diferencia entre ambas estrategias en frecuencia de mortalidad, para el infarto de miocardio o rehospitalización dentro del año siguiente a la randomización.
Cardiólogos que habían participado en el ensayo ICTUS hicieron un estudio complementario para determinar los efectos de estas estrategias después de 4 años. Se alistaron a 1.200 pacientes con SCASEST y elevada troponina cardiaca procedentes de 42 hospitales de los Países Bajos. Se asignaron aleatoriamente a una terapia invasiva temprana, incluyendo cateterismo y revascularización, o a una realización selectiva de procedimientos invasivos, donde el cateterismo fue hecho si el paciente tenía angina refractaria o isquemia recurrente. Los principales objetivos a evaluar fueron mortalidad, infarto de miocardio recurrente o rehospitalización por síntomas anginosos en el plazo de 3 años después de la aleatorización, y mortalidad cardiovascular o por cualquier causa en el plazo de 4 años. El análisis se realizó por intención de tratar.
La tasa de revascularización intrahospitalaria fue de 76% en el grupo de esquema invasivo precoz y de 40% en el grupo selectivo. Después de 3 años, la tasa acumulativa fue de 30% en el primer grupo en comparación con el 26% del segundo (riesgo 1.21; IC del 95%, 0.97-1.50; P = 0.09). El infarto de miocardio fue más frecuente en el grupo de estrategia invasiva precoz (106 [18.3%] versus 69 [12.3%]; riesgo de 1.61; 1.19-2.18; P = 0.002). Los índices de mortalidad o de infarto espontáneo no mostraron diferencias (76 [14.3%] para el procedimiento invasivo precoz y 63 [11.2%] para el procedimiento selectivo [riesgo 1.19; 0.86-1.67; P = 0.30]). Tampoco hubo diferencias por cualquier causa de mortalidad (7.9% versus 7.7%; P = 0.62) o por mortalidad cardiovascular (4.5% versus 5%; P = 0.97) en el plazo de 4 años.
En conclusión, el seguimiento a largo plazo del estudio ICTUS sugiere que una estrategia invasiva temprana no es mejor que una estrategia más selectiva en pacientes con síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST y aumento de troponina T cardiaca. La puesta en práctica de cualquier estrategia puede ser aceptable en estos pacientes.
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