Microbiología
Antivirales serán claves en el manejo de la gripe aviar en caso de pandemia
Hasta el momento, hay cuatro drogas para prevenir o tratar la influenza que son las amantadinas, como la amantadina y la rimantadina y otras más nuevas como los inhibidores de la neuraminidasa, que son el zanamivir y el ozeltamivir. Los primeros sólo son efectivos para la gripe A y hacen fácilmente resistencia. Además, tienen efectos secundarios que pueden ser severos. Actúan destruyendo la capa externa del virus dentro de la célula infectada. Los segundos, actúan impidiendo que los virus salgan de la célula infectada, y por lo tanto, que infecten células sanas del aparato respiratorio. Deben ser administradas lo más pronto posible porque actúan en el momento de la replicación viral, lo que sucede entre las 24 y 72 horas de la infección. Tienen muy pocas reacciones adversas secundarias y es difícil que hagan resistencia al virus. Esto solamente se ha visto en un 0.4% de los casos en adultos y 4% en niños. También, son eficaces para todos los subtipos del virus influenza. Usados correctamente tendrían un efecto benéfico importante en una epidemia gripal.
Los virus influenza tienen dos antígenos de superficie: la hemoaglutinina (H) que les permite fijarse a la célula a infectar y la neuraminidasa (N) que rompe la unión del virus con la superficie celular y permite liberar nuevas partículas que irán a infectar otras células. Por eso, tomadas oportunamente, podrían producir solo un ciclo de infección, la que sería asintomático, al no poderse liberar nuevos virus. El zanamivir se usa por inhalación y el oseltamivir por vía oral. El primero, al usarse por inhalación alcanza altas concentraciones en el sistema respiratorio y baja a nivel sistémico lo que le da algunas ventajas en determinados casos. El segundo, en cambio, alcanza rápidas concentraciones sanguíneas y su vida media es de 6 a 10 horas. La eliminación de ambos es a través del riñón y, por lo tanto, se debe tener cuidado en insuficiencia renal.
En estudios clínicos se ha demostrado que la duración de la enfermedad se reduce en un 30% (3 a 4 días) y la severidad del cuadro en un 40%. La fiebre pasa y el cuadro se resuelve en 24 horas, disminuyendo las complicaciones. Lo importante es la iniciación de tratamientos lo más pronto posible. El ideal es de 36 a 48 horas de iniciado el cuadro. En los adultos mayores y en pacientes de alto riesgo por enfermedades crónicas broncopulmonares se ha demostrado útil evitando las complicaciones. Igual sucede en niños entre 1-12 años evitándose la complicación más frecuente, la otitis media, que se presenta en un 44% de los casos. Como profilaxis se han demostrado útiles, tanto el oseltamivir como zanamivir, en la prevención de la influenza A y B, ya sea como indicación después de un contacto prolongado ó como prevención estacional. Esta última es útil, en especial, en pacientes de alto riesgo, adultos mayores o que vivan en casas de reposo. Igual la prevención es útil en niños entre 1 y 13 años, demostrándose efectivo en el 80% de los casos.
Como efecto colateral del zanamivir se describen tos y broncoespasmos, por lo que conviene tener a mano un broncodilatador de rápido efecto y discontinuar el tratamiento de inmediato. Ahora, el oseltamivir puede producir en un 5 a 10% de los casos náuseas, vómitos y dolor abdominal transitorio. El tomar droga después de comer no afecta la absorción y produce efecto apaciguador de las molestias gástricas. En cuanto al diagnóstico, además de los síntomas clásicos y del conocimiento de encontrarse en un período de influenza estacional, existen hoy métodos de detección en base a antígenos o enzimas que detectan la influenza A o A y B en menos de una hora. En todo caso, en pacientes de riesgo elevado es útil comenzar el tratamiento ante la sospecha de una gripe y cuanto antes mejor aunque haya habido vacunación previa.
Actualmente la gripe aviar, que es producida por el virus H5N1, representa una amenaza de transmisión entre humanos. El virus no ha variado su genoma como para hacerse infectante de persona a persona aunque existe el reporte de un niño que se infectó con este. Este tipo de contagio no está aún bien documentado. Por ahora hay una vacuna para el H5N1 que está en desarrollo, pero preparar vacunas nuevas requiere de varios meses de trabajo. Por eso se espera que el uso de los inhibidores de las neuraminidasas sea de gran utilidad en una probable pandemia. Además, el H5N1 es resistente a las adamantinas no así a los inhibidores de la neuraminidasa. Sin embargo, también ya hay un caso descrito de influenza aviar que fue resistente al oseltamivir por lo que no debe olvidarse el zanamivir en los tratamientos.
La vigilancia epidemiológica y el asilamiento oportuno, como se ha hecho en los casos humanos de gripe aviar debe ser la meta de los servicios de Salud Pública. A esto debe agregarse el acopio de los inhibidores de la neuraminidasa los que no se pueden fabricar con la rapidez necesaria en caso de un brote agudo de influenza, siendo por lo tanto, lo principal el acopio del medicamento y la organización para su rápida distribución en caso necesario.
Fuente bibliográfica
N Engl J Med 2005; 353(13):1363-73