Antibioterapia
Azitromicina podría ser terapia de elección en patologías infecciosas con componente inflamatorio
La actividad antiiflamatoria de Azitromicina ha sido evaluada en estudios in vivo e in vitro, demostrándose su acción sobre varios factores proinflamatorios y un efecto modulador de las células que participan en el proceso inmunitario.
En los últimos 2 años, el interés de los investigadores se ha volcado hacia la aplicación clínica de estos efectos y es posible encontrar en la literatura numerosas publicaciones relativas al tema: mejoría de pacientes con osteomielitis multifocal crónica recurrente (Z Rheumatol 2000), reducción de la hiperreactividad bronquial en pacientes con asma moderada (J Asthma 2002), reducción de la tasa de declinación de la función pulmonar y de la inflamación sistémica en pacientes con fibrosis quística (Thorax 2002), mejoría de la función endotelial con un aumento en el flujo sanguíneo en pacientes con enfermedad coronaria e infección concomitante por Chlamydia pneumoniae (Circulation 2002).
Pese a que la evidencia actual muestra que efectivamente Azitromicina provoca efectos benéficos en patologías con un componente inflamatorio asociado, en todas ellas se encontraba involucrado además, un patógeno sobre el cual Azitromicina tiene actividad antibiótoca, planteando la interrogante de si los efectos benéficos se debían a su acción antiinflamatoria, antibiótica o ambas.
Recientemente fue publicado en Journal of Infectious Diseases, el primer estudio que investiga el efecto del macrólido sobre células endoteliales humanas.
De acuerdo a los investigadores, los resultados corroboran un efecto antiinflamatorio per sé de Azitromicina, independiente de su acción antibiótica, que se verifica mediante la inhibición de factores proinflamatorios en células endoteliales. Azitromicina también actuó disminuyendo la migración transendotelial de neutrófilos y monocitos, que intervienen en la génesis de la inflamación.
En base a estos hallazgos, los autores sugieren que Azitromicina tendría un rol potencial en el tratamiento de patologías infecciosas con componente inflamatorio, y sitúan al macrólido como terapia de elección en infecciones en las que reducir la inflamación es prioritario.
Fuente bibliográfica
J Infect Dis Jun 2002, 1; 185(11):1631-6